Al ourensano Carlos Rego, lo llevamos siguiendo desde que lo descubrimos a principios de los 2000 en el añorado programa radiofónico de Radio 3, Flor De Pasión, dirigido por Juan De Pablos. Primero con Cosecha Roja, posteriormente con Burgas Beat y ya a la inversa, con los seminales Viernes Y Los Robinsones.

Ahora está de vuelta con un nuevo proyecto musical, que responde al nombre de Tesouro, donde lo acompañan sus camaradas Aser Álvarez (batería) y Dani Alonso - de Os Amigos Dos Músicos – al bajo. Juntos, editaron el pasado año 2022 su primer larga duración, editado por el sello Hanky Panky Records y titulado “Aquí Conmigo”.

Antes de que Scott Morgan y Nicke Royale regresaran al rock con la edición del tercer Lp de The Solution, habían registrado dos obras maestras en las que reciclaban el soul más cálido y orgánico de los años 60s. Y no deja de ser llamativo, porque ambos provenían de conjuntos de rock de alto octanaje como The Hydromatics, Sonic's Rendezvous Band y The Rational (en el caso de Scott Morgan) o The Hellacopters o Entombed, en el caso de Nick Royale. Además, en su estreno, supieron rodearse de colegas del gremio como Tony Sludg (The Hellacopters) y otros miembros de Diamond Dogs y Doubleneck.

Una de las bandas más longevas de rock,n,roll dentro de la escena galega, regresan con nuevo disco, titulado “Bohemia Banal”. Ellos son los lalinenses Vagos, que firman su quinta obra discográfica desde que se formaran en el año 1986.

Uno de esos grupos “de andar por casa”, románticos y obreros del rock,n,roll más auténtico, con los que disfrutar especialmente en las distancias cortas de bares, garitos y demás antros de dudosa reputación.

El día 23 de abril sale a la luz el segundo disco de Lava Invocator, banda procedente de Dnipro, Ucrania. Formada en el año 2015, grabaron su primer disco en el año 2017.

“Signs of apocalypse” nos ofrece un black metal en la onda de su primer CD, pero más rápido y furioso, con una batería salvaje en la mayor parte de los temas, mezclado con partes death metal. Introduce algunos momentos atmosféricos y con cierta melancolía, aunque la tónica es la potencia y la agresividad.

Un elemento distintivo es la parte vocal que, aunque también presenta la entonación del black clásico, en una gran parte se mueve por terrenos más guturales y oscuros, e incluye partes recitadas. La temática de este trabajo es la guerra y la destrucción.

El 18 de julio salió a la venta el tercer disco de Deteriorot, banda estadounidense de death metal, titulado “The Rebirth”, lanzado a través de Xtreem Music, en formato CD, cassette y digital; el vinilo tardará un poco más. Deteriorot empezaron su andadura en el año 1990; de esta época sólo sigue Paul Zavaleta, que reclutó tres músicos de otras bandas para iniciar su tercer proyecto. Además de los tres discos de larga duración, disponen de dos EP, singles y varias demos.
 
“The rebirth” sigue la onda de su último disco; es decir, partes rápidas mezcladas con otras más pesadas y densas, quizás un poco más densas en este trabajo, bordeando el doom.
 

Pues ya tenemos nueva banda galega favorita por estos lares. Proceden de A Coruña, se hacen llamar Greasy Belly y han debutado recientemente con un disco titulado “Suck The Belly In”, compuesto por diez temas, cuyos riffs de guitarra, los aproximan al boogie-rock de acento sureño.

Afortunadamente, para el que esto escribe, se alejan de las típicas construcciones soporíferas existentes en cierto tipo de rock sureño, en el que las variaciones, desarrollos instrumentales, virtuosismos varios y distorsión al 10, solapan la esencia de “la canción para ser cantada y recordada en el tiempo”.

Vamos a hacer un “experimento” en el Canedo Rock, a ver qué pasa. Y hablo de experimento, porque vamos a recomendar un disco de puro pop. Pop blandito, pero de calidad. Porque tengo la impresión de que, todavía, a día de hoy, el pop (como género) dentro de un sector de la parroquia rockera – entre la que me encuentro – se encuentra un poco denostado. Claro; muchos están acostumbrados a pensar en ese pop prefabricado en platós de televisión, en ese pop eurovisivo o en el mejor de los casos, en ese pop que solemos escuchar en los festivales más actuales y masivos. Pero sí; existe el pop de calidad con músicos que tocan sus instrumentos y visten sus temas de manera esplendorosa.

El otro día, me preguntaba un colega, si después de tantos años escuchando los mismos géneros y subgéneros musicales, mi capacidad de sorpresa no se veía mermada. Le contesté que por supuesto que sí, pero que la pasión y sentimientos que despiertan en mí esos estilos, permanecen intactos. Y es que llega un punto, cuando has escuchado tantos géneros diferentes, que no vale la pena forzar y desde luego - para el que esto escribe - esto no es una competición por ver quién es más abierto musicalmente.

Aquí se trata, nada más y nada menos, de disfrutar, de sonreír con una canción, de llorar emocionado o de bailar como un maldito. La música, como goce. No hay más. Después de probar el bacalao varias veces – por muy estimado que este sea –, de conducir un Lamborghini o de darle varias oportunidades al gran estreno cinematográfico del año, si algo no entra, no entra y vuelves a lo que te conmueve.