La habitual y ansiada liturgia de reencuentro de aquellos que llevamos inoculado el veneno de la música en directo por esta parte del noroeste peninsular nos llevó hasta Mos (Vigo) a principio del presente mes de abril.
La acogedora sala Rebullón nos iba a permitir disfrutar del último trabajo de una de las bandas nacionales más en forma del panorama actual: KING SAPO.
Andrés Duende (guitarra), Jesús Trujillo (voz), José Alberto Solís (bajo) y Ramiro Unceta (batería) están más en forma que nunca, tanto a nivel creativo como interpretativo. Su “El Dios de América” está llamado, sin lugar a dudas, a ser uno de los discos del año.
Su nueva obra nos la presentaron como una selección de nueve bombazos que surgen fruto de la espontaneidad y la visceralidad de entre un montón de temas que se barajaron para la ocasión. En esta nueva producción, la banda ha decidido dar preponderancia a las canciones dejando en un plano secundario los desarrollos instrumentales. Sin tratarse en manera alguna de un álbum conceptual y lejos de cualquier militancia de base, presenta un nexo común: una incisiva crítica social al complicado momento que nos toca vivir (Entrevista aquí). Dicen que la oportunidad la pintan calva, aunque en el caso que nos ocupa, la remanente capilar de la banda está muy por encima de la media nacional.
Llegaban a Mos tras haber puesto la sala El Sol en la capital patas arriba la semana anterior. Se enfrentaban a un público conocedor de la materia (se hablaba con soltura y criterio de autoridad de los nuevos temas en la cafetería del recinto en los previos al concierto). Gente concienciada y preparada para disfrutar desde el primer momento. Jugaban en terreno amigo.
La banda se arrancó con “Hasta Nunca”. Uno de los nuevos temas con “estrella” del disco y que, sin echar de menos a C. Tarque, enlazaron con un potentísimo “Desorden” y “Hombre Humo” temas ambos de sus anteriores trabajos.
Buen sonido. Maquinaria funcionando al cien por cien. Diversión encima y debajo del escenario. Sonaba la segunda novedad de la noche: “No Terminó”, en donde María se les unió para hacer coros y aportar esos matices soul que hacen la canción más profunda, más llena. Llegaban “Fenix” y “Polución” (otro de los temas nuevos) y remontamos en intensidad con “Te Sigo, Te Huelo”.
La banda se sale. La base rítmica es una apisonadora: firmeza, precisión, dinamismo, consistencia,… pura energía. Andrés destila pasión, sensibilidad y esencia, su expresividad y técnica no dejan indiferente. La conjunción de la satisfacción por lo bien hecho y el gozo de estar haciendo algo que te apasiona se dibujaba en las sonrisas que iluminaban las caras de los músicos. La banda se divertía.
Los KING SAPO son animales de directo, de escenario, en donde se desenvuelven con soltura arrolladora. Jesús agarró la acústica y suena “Temporal” (¡¡que gran tema y que buena voz !!). Habíamos pasado el ecuador del show y era la hora de “El Dios de América”, “Llegando Aquí” y “Tren en una Postal”, tríada de novedades que nos traen esencias de los Cult, de los Pearl Jam, de los Soundgarden,... en definitiva aires noventeros. Caen “Afrodita”, “Libre”, “Trouble so Hard” (la versión del clásico de Vera Hall que cierra el disco) y todo termina con un apoteósico “Niño Gurú” que enfervoriza al respetable. El partido está ganado. Victoria aplastante...
Con todo lo dicho y lo que se queda en el tintero, con lo que conocemos de la banda de sus discos y sus directos, siendo conscientes de que posiblemente jamás lleguen a estar en los primeros puestos de las listas comerciales, debería de haber un antes y un después de este “El dios de América” en la carrera de los King Sapo. Posiblemente el mejor disco de los editados hasta el momento. La banda lo merece. Y nosotros que lo veamos...