Frente al desafío del folio en blanco se presenta el dilema: ¿Cómo conseguir plasmar con palabras el caudal de sentimientos y sensaciones experimentados en la cita con los Cordovas, dejando a un lado mi condición de fan irredento desde la noche en que pude disfrutarlos por vez primera en directo?
Uno hace más de 600 kilómetros con la predisposición de pasar una noche inolvidable después de leer las muy positivas críticas de esta última gira por Europa, pero siempre está el miedo a que las expectativas no se vean satisfechas. ¿Estará la banda que navega sobre las cenizas de los Grateful Dead, The Band o los mismísimos Allman a la altura que de ellos cabe esperar?
Sábado santo, y por múltiples motivos que van más allá de lo religioso. A la entrada de la Sala Capitol, una legión de motocicletas, de las que retumban hasta con el motor apagado, sirve de guía para que el mismísimo leviatán sobre ruedas ponga patas arriba la brújula del saber estar y se proyecte con terceras disminuidas sobre el santuario de la Sala Capitol. Toca noche de Rock & Roll y el ambiente está a media chispa de arder como la gasolina: el club de moteros local, los Black Birds MG, ha montado un buen tinglao. Vamos allá.
Tregua regresaban a su ciudad luego de acabar una primera parte de su gira por salas este invierno pasado. Para ello ofrecieron un espectáculo novedoso, en el cual repasaron su discografía pero en un formato electroacústico, dejando una increíble sensación de que las cosas bien hechas brillan doblemente.
Ante la ausencia por motivos laborales de Iván, uno de sus guitarristas, el cálido escenario fue tomado por Mario (voz y guitarra), Adri (guitarra), David (bajo y coros), Rubén (teclista) y Miguel (batería), acompañados esta vez por Héctor (percusión y saxo).
Con la “Estrella Venenosa” pululando todavía en mi cabeza, me dispongo a realizar la crónica de uno de los conciertos más esperados del año, por parte de CanedoRock.
La vuelta al escenario de ILEGALES pone de relieve la “lucha solitaria” que el comando “Ilegal”, con Jorge Martínez al frente, lleva desarrollando a lo largo de 40 años de carrera.
Mira Maruxiña mirá, mira como veño. A veces una Sala Capitol llena hasta la bandera se pone de acuerdo para improvisar una crónica de concierto con ese cariño con el que sólo te lo podría contar, sin un tirón de orejas, una legión de seguidores que nunca te dejará solo.
Que tire la primera piedra quien no haya cruzado algún día en su vida el límite marcado por la compostura.
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