Tregua regresaban a su ciudad luego de acabar una primera parte de su gira por salas este invierno pasado. Para ello ofrecieron un espectáculo novedoso, en el cual repasaron su discografía pero en un formato electroacústico, dejando una increíble sensación de que las cosas bien hechas brillan doblemente.

Ante la ausencia por motivos laborales de Iván, uno de sus guitarristas, el cálido escenario fue tomado por Mario (voz y guitarra), Adri (guitarra), David (bajo y coros), Rubén (teclista) y Miguel (batería), acompañados esta vez por Héctor (percusión y saxo).

Sin más abren el set con “De vez en cuando”, con Mario y su guitarra acústica recitando los primeros versos hasta que lo acompaña el resto, destacando el acolchado de los teclados de Rubén y un poderoso bajo acústico de David (será así en toda en la actuación); Adri con su guitarra acústica aporta mayor calidad si cabe en la interpretación.

Luego llega “Agua pasada” y lo adornan todo en una especie de reggae que le queda perfecto, donde Adri se hace con la eléctrica, con la batería de Miguel algo más contundente y el hammond de Rubén cubriendo todo. Cambian registro en “A largo plazo”, donde nos lleva hacia el rock latino, con piano y acústicas como enseña, dejando espacio para las percusiones de Héctor y una batería de escobillas de Miguel.

Durante toda la velada se pudo disfrutar de proyecciones en las distintas canciones que hacia más disfrutable el espectáculo. “Lo urgente es vivir” viene luego de una presentación de Mario, el cual sostiene una guitarra eléctrica junto con Adri, pero al interpretarla suena todo más limpio que la grabada en el estudio, dejando más espacio a los teclados y a las voces, radicando la fuerza en el kit de Miguel; buenos duetos de guitarra con ese final que eriza la piel.

Con el público entregado, incluyendo a los niños que acudieron (este concierto se programó para que los más pequeños rockeros pudieran disfrutar de música en directo), bajan revoluciones con la balada “Para no volver”, jugando con las intensidades que da este tipo de formato, con Mario como protagonista por su interpretación. Amago de la Creedence Clearwater Revival al inicio de “El vals de despedida”, con ese ritmo bailable, acompañado de Mario con la armónica y ese teclado de Rubén tan festivo, haciendo que muchos de los presentes se levanten de sus butacas para bailar.

Llega uno de los momentos álgidos del set cuando interpretan “Amor de contrabando”, con los teclados llenando todo, una batería bien asentada de Miguel y el bajo grueso de David como siempre nítido. El regalo para los oídos llega cuando en la penumbra aparecen tres sillas, y de fondo una foto de Paco de Lucia, y se arrancan con la guitarra clásica Mario y Adri con la acústica “Mediterráneo” para luego unírseles el bajo, el cajón y los teclados con sus respectivos solos, y rematar todo con la inmortal “Entre dos aguas”, recibiendo una ovación de los presentes como homenaje al músico fallecido. Con “La última página” siguen esa línea acústica, con Mario manejando bien su voz, Adri arreglando todo con su guitarra y con el resto de la banda muy compacta.

Mario se adelanta al resto para iniciar “Miénteme”, difiriendo de la original en la intensidad, sonando menos rockera, aunque manteniendo el pulso con la guitarra eléctrica de Adri. Vuelven las acústicas, incluida una de 12 cuerdas, para “Entre las cuerdas”, que Mario se encarga de presentar y dedicársela a unos familiares presentes en el recinto; suena ese rock de los ochenta muy en la línea de los Revolver, pero con ese timbre característico de las 12 cuerdas.

Cuando suena de repente “Volver a sonreír” el publico se levanta y canta la letra como si estuvieran en un concierto ‘normal’, con las acústicas ardiendo y un Mario muy enfático y directo, con el resto de la banda brillante. Con timidez llega “Cuéntame”, ese desgarro ante las injusticias de una guerra que Mario canta con emotividad en su primera parte, con las palmas del público acompañándolo antes de la entrada del piano de Rubén y los coros de David, subiendo la intensidad con la batería de Miguel y llegando a ese final Police muy guitarrero, mientras se proyecta de fondo la bandera de Ucrania y las palabras Stop Guerra.

Miguel abre “Kilómetro a kilómetro”, canción que gana en esta revisión, con otra gran labor de Adri en la eléctrica y Rubén en los teclados. Mario presenta con humor “Para voar”, tema cantado en gallego que gana en expresividad, con unas acústicas muy logradas que acentúan la interpretación de Mario en la voz, todo muy emotivo. Siguen con esa emotividad y tocan “Tic-tac” desenchufados y al borde del escenario Mario y Adri, con gran labor en la voz de Mario ante este reto de hacerlo a capela.

Recuperan a ritmo de rock and roll el brío con “El manual de la verdad”, muy en la onda de los Rebeldes, y que Mario aprovechará para presentar a la banda, con duelo de guitarras incluido. El final lo hacen con “Promesas olvidadas”, quizás de las mejores versiones del concierto, con ese regusto blues que te hace mover los pies, con una excelente interpretación de David al bajo y Rubén en el piano, y ese solo de saxo de Héctor que agranda más si cabe la canción, y así cierran en falso pero con ritmo la actuación.

Vuelven con las eléctricas para rematar con fuerza el set, la primere en caer será “Arden las calles”, rock de Tregua en estado puro, con todos sonando contundentes después de su set anterior. Le sigue la pegadiza “Descalzo por tus besos”, uno de sus mejores temas que todo el público coreo hasta la extenuación y que fue otro de sus momentos álgidos del concierto. Y aunque no esté Kutxi Romero, “Uña y carne” se ha convertido en una pieza indispensable en sus directos, y demuestra Mario que se puede ser duro en la voz sin desgarrarse.

El público ya no se sienta desde hace un rato y reciben con los brazos levantados “Cara o cruz”, otro trallazo en directo que esta vez sí marca el final del encore, con Mario entre el público invitando a todos los niños a subir al escenario para que lo acompañen en los coros finales, mientras una lluvia de confeti inunda sus cabezas a la vez que estos juegan con el mismo.

Ovación final, saludos de los seguidores con la banda y agradecimiento de muchos padres y madres por hacer este tipo de eventos para disfrutar del rock en familia.