Semana de Letras Galegas, semana de celebración, de un sentir particular: o de ser galego.
El caso es que, entre pandeiretada y foliada, aterrizaba en Compostela un festival que, durante sus primeros 4 años de vida, inundó las calles y plazas de Vilagarcía de Arousa con los mejores sonidos del blues que, desde el corazón, se pueden conseguir: hablamos del Vilablues.
Gumer Ameijón es la cabeza visible de la organización de un certamen que, en 2020, tuvo que decir adiós, con dolor, a su patria local para sobrevivir, desde entonces, año tras año, en otros espacios de la geografía gallega. Una apuesta por un estilo que no es para nada mayoritario y que, injustamente, lleva clavado el cartel de aburrido en la espalda. Por eso es de valientes seguir apostando por él y, la organización del Vilablues, tiene claro que, el blues, es una forma de vida que hay que cuidar. Gracias.
En esta ocasión, el ciclo consistía en dos veladas en Compostela, jueves y sábado, en las que no había ningún nombre internacional pero sí artistas nacionales y locales que han mamado el estilo y lo defienden con gusto, buen hacer, buen humor y muchas ganas.
Jornada 1: Sala Capitol, Jueves 21:25h
Me congratulo al cruzar las puertas de la Capitol y encontrarme una buena entrada: la ciudad respondió a la llamada. Y es que no es para menos porque, el primero en pisar las tablas, es un emblema de la capital: el señor Adrián Costa.
He visto a este hombre... hasta sin proponérmelo. Adrián nunca defrauda: crece en voz y se conoce mejor con cada actuación. Una sonrisa que sabe estar en el escenario y que se rodea de grandes músicos. Como guitarrista va servido y, su música, ha nacido en el blues para fundirse con el R&B, el funk, el gospel, guiños latinos y nadar, con soltura, en las bases del Rock&Roll. Todo ello desde la esencia de los campos de algodón.
En el teclado de la Adrián Costa Blues Band encontramos a Víctor Puertas: un lujo para cualquier grupo tener a un maestro a las teclas que también le mete, pero bien, a la armónica.
En el bajo, David Salvador, mantiene el grosor perfecto para engrasar la maquinaria descargada por Coke Santos desde la batería: unas baquetas que beben latin jazz y que están empapadas en los ritmos clave de la música afroamericana. Y ya está, el resto es disfrutar de lo que hacen juntos estos tíos.
Pasa una cosa con el blues: la mitad es la letra; quizás por eso no lo entendemos de pequeños y queda todo en es un rollo. Mi amigo Harpo, me dijo un día: “sabes que pasa con BB King? Que non fala galego”.
Y así, con esta anécdota, Adrián cerraba una hora de concierto que pasó volando, literalmente.
Cambio de escenario, risas, vasos nuevos, trajín del baño, conversaciones a la luz de la farola y retoman: Koko-Jean & The Tonics.
Esta banda que venía presentando su segundo álbum, Love Child, está pidiendo a gritos tu condena a escucharlos y disfrutarlos. Cada componente de este proyecto, aporta un elemento que enriquece al conjunto y le otorga poderes, en el directo. Digo esto porque, después de escuchar el disco, no me esperaba la energía que despliegan sobre el escenario. Y qué bien.
En la guitarra, y bajo el sombrero, el señor Dani Baraldés: un exconvicto de los Mambo Jambo que se incendia cuando se cuelga una telecaster y destila Rock&Roll. Pero también le mete lo que haga falta: R&B, Funky… Y, sobre todo, lo pasa bien sobre las tablas.
En las teclas repite Víctor Puertas, esta vez con un Hammond que lo llena todo… Bueno, todo no porque, en la voz, pilotando la nave, con firmeza y desparpajo, un terremoto de Mozambique cuya voz se desata sin compasión desde el primer corte; Koko-Jean lo da todo: porque puede y porque quiere. Y te increpa si no le sigues el ritmo.
Sin embargo, todo terremoto tiene que parar en algún momento pero con Marc Benaiges (ex Fundación Tony Manero) no hay tregua que valga. Sabe a funky por los cuatro costados, empezando por su Ludwig y siguiendo con su desfile de golpes de caja que dialogan con el charles en un bucle infinito llamado groove.
Así que, juntos, todos esos elementos, son una digna recreación de todos esos estilos que, resumiendo, etiquetamos como música negra. Mueve tus caderas, nada que objetar. Fin de la jornada.
Jornada 2: Sala Capitol, Sábado 21:25h
Segunda velada donde, el VILABLUES FEST, en su segundo y último asalto, inundó la capital gallega con músicas de raíz, como su nombre bien indica. En esta ocasión, el día de las Letras Galegas se cruzó en el camino y, a golpe de sábado, la sala Capitol ofreció más de media entrada.
Abrieron los locales THE FABULOUS RESACA BROTHERS. Los he podido disfrutar, en más de una ocasión, en su versión más comprimida, pero en esta circunstancia se movilizó a nueve componentes, con su correspondiente sección de metales, al completo, además de bajo, teclado, armónica, batería y dos guitarras; es decir, una BIG BAND en toda regla.
Todos son reputados músicos de la escena Compostelana y, su impronta, es un blues electrificado con tintes soul que nos hizo entrar en calor con prominentes dosis de entusiasmo rubricando una redonda actuación. Todos los instrumentos brillaban y tenían protagonismo: sutiles y fértiles guitarras surtidas de buen gusto cuyo artífice es David Tato, muros de sonido a cargo de los tres metales ornamentado, todo ello, con una omnipresente armónica que es santo y seña del sonido de la banda de la mano de Mr. Figui.
Este solvente trabajo se completa a cargo del teclista Manu Gómez y la sección coral que se reparte entre el bajista Fon Botana y el guitarra Javi Gradín. Una apuesta de rock efectiva que siempre se agradece y que nos hace desempolvar armonías, melodías y ritmos clásicos/básicos.
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La fusión del flamenco y el blues fue la fórmula elegida, por los organizadores de VilaBlues, como plato fuerte de la jornada. La primera vez que vi a RAIMUNDO AMADOR fue acompañando a B.B. King en mi ciudad natal. Mi recuerdo es el de un gran concierto donde Raimundo sobrevoló al rey del blues. Bailaores, cantaores y un despliegue considerable hacía que sus conciertos fuesen una experiencia única e inolvidable.
Con una puesta en escena más austera, Raimundo sigue dando conciertos a golpe de buenos guitarrazos y con un zurrón pletórico de buenas tonadas. Su impronta en el cancionero español ha dejado una huella imborrable desde su colaboración con CAMARÓN en el disco “La Leyenda del Tiempo” o la formación del grupo VENENO, con Kiko Veneno y su hermano Rafael Amador, para posteriormente formar PATA NEGRA, con este último. Abrió su carrera en solitario con el disco “Gerundina” que ha marcado su trayectoria hasta nuestros días siendo los temas de este disco los más aclamados en directo.
Se acompañó de un set básico de rock, con bajo (Gino Tunessi) y batería (Santi López), poniendo la nota de color la corista a la vez que su hijo se ocupaba de la percusión, completando así la sección rítmica. Un desfile de guitarras se fueron sucediendo para deshacerse de ellas a medida que le sacaba todo el jugo. La fusión sigue siendo el estandarte de sus canciones por lo que podía sonar un reggae, un blues, un blues/rock o un tema aflamencado con una guitarra española como protagonista.
Su admiración por Jimi Hendrix es conocida y se peleó con el tema “Changes”, además de juguetear con los acordes de “Hey Joe” cuya autoría es de Billy Roberts pero que Hendrix elevó al olimpo de los dioses. No podían faltar temas como “Pata Palo”, “Ay que gustito pa’mis orejas” o la que lo puso en el centro de todas las dianas del rock patrio “Bolleré”.
Así finalizó esta edición del VilaBlues, con la esperanza puesta en que este festival crezca y se consolide como uno de los referentes del blues en nuestra región. Desde CANEDOROCK le deseamos toda la suerte a los organizadores y desde aquí pueden contar con nuestro particular empujón. Gracias y hasta la próxima.