Segunda visita a España y recogiendo los frutos de su anterior estancia. Repetía enclave para volver a disfrutar de su directo, sabiendo de antemano que no me iba a defraudar.
 
Intro sesentera y sin miramientos arrancaron con “Starlight”, canción de su nueva obra Moving Mountains, con Marica en plena forma luego del mal trago de Bilbao. Mejoran tanto en sonido como en escena con una portentosa “Night and Day”, con una impetuosa Marica agarrando el micro y una mayor compenetración de su guitarrista Lindberg. Aplausos y primer dialogo con el público, recordándonos su anterior visita y lo agradecidos que están de volver.
 
Ese riff que se marca Lindberg para iniciar su rock soul añejo “Stain my eyes” encandila, su cantante Marica llega a desgarrarnos de sentimiento en su interpretación, con maracas incluidas, y un increíble Bövik en la batería en ese tramo final donde afloran unas melodías adictivas y guiño a Black Sabbath. Acústica para interpretar la emotiva “Nite of the tiger”, con esa candencia de rock de raíces americanas, donde Marica vuelve demostrar su buen estado vocal.
 
Uno de los platos fuertes es su interpretación de “Little sun”, con ese riff hipnótico, un bajo de Selander grueso y la batería de Bövik como una locomotora antigua y Marica vuelve a demostrar ser una gran frotwoman, esta vez con pandereta incluida, recibiendo una respuesta muy calurosa del público.
 
Ya tenían la atención de todos, así que “Poor boy blues” fue interpretada con gran energía por toda la banda, con los coros de Selander y Lindberg acompañando a otra gran labor de Marica, que se atrevió a jugar con el público incitándolos a palmear en todo momento. Con “Good lovin’” alcanzan ese cénit blusero que bandas como Free destilaban en sus directos, pero esta vez con una Marica más entregada a esa causa, como una reencarnación de Janis Joplin, y con sus compañeros muy compenetrados para los diversos pasajes. Una sabatthica “Forever my queen” llena de pesadez la sala, con un solo de guitarra de Lindberg muy Clapton de la época Cream.
 
 
Más rock con la sublime “All out of money”, todo un despliegue setentero con esas subidas y bajadas de intensidad, Marica dirigiendo el público y una grandiosa aportación de Selander y Bövik. La apoteosis llega con “Best believe it”, directa y adictiva, y la banda lo sabe conectando con el calor de los presentes, con Marica sin saber qué más hacer para subir la tensión de esta descarga (saltando, de rodillas, con pandereta), un Lindberg rasgando su guitarra con el pie de micro, en definitiva, una locura.
 
Pero no acaba aquí esa locura, pues con la enérgica “Free your mind” siguen elevando la temperatura, con Marica pidiendo gritos al público, mientras es respaldada en las voces por Selander y Lindberg. Se quieren despedir con la trepidante “Walking on my grave”, coreando esa melodía de guitarra por parte de los allí congregados, que también acompañaron en el envite de Marica a corear sus gorgoritos, dando como resultado el punto más álgido de su show. Ovación cerrada y sudor de todos los que allí estábamos. Se despiden con satisfacción.
 
La vuelta para los bises no se hace esperar, y lo hacen con “Fallen”; increíble interpretación de esta canción de aires country, con una Marica y su acústica en ristre, desarrollando una labor vocal sublime y evocadora. El final es brillante con “Young boy”, mucho más dinámica que el disco, con una apoteosis catártica de la banda con el público, un solo de guitarra con ramalazos Thin Lizzy primera época y Marica desplegando sus mejores armas escénicas (contorsiones, arrodillamientos, maracas). Grandes aplausos y fin del concierto.
 
Siguen siendo una banda con grandes posibilidades de despuntar en cualquier momento, sólo les falta un poco de buena suerte.  
 
Puedes leer nuestra reseña de "Moving Mountains" en el siguiente enlace:
 
Y nuestra entrevista a Marica en el siguiente: