Cuando se mezcla el blues con electricidad y los tempos se conforman frenéticos, y trepidantes, resulta un conglomerado explosivo que impide que tu corazón, acompasado por todo tu cuerpo, se mantengan en un estado de reposo. El resultado se denomina, simple y llanamente, DR. FEELGOOD.

Así, la noche del 23 de septiembre quedará registrada, sin lugar a dudas, como uno de los mejores conciertos de este 2025 que ha pasado por la sala Capitol de Santiago de Compostela. 

Ahí es nada teniendo en cuenta, que en este prolífico año, debido al 90º aniversario que conmemora la existencia de la sala, se han paseado muy buenas bandas que han dado “bolos” formidables.

El buen gusto en el hacer, tanto en los directos como en el estudio, teniendo como telón de fondo el R&R retro, gamberro y descarado, son algunas de las medallas que Dr. Feelgood se ha ganado a pulso a lo largo de su longeva carrera.

Como sabéis, por la banda han pasado multitud de músicos pero los paradigmas del estilo y cabezas visibles siempre han sigo Lee Brilleaux y Wilko Johnson que formaron parte de la formación primigenia que los catapultó, como grupo de culto, con la etiqueta de producto añejo de calidad, además de romper moldes con su R&R aptitud que eyaculaban en sus directos.

La formación actual sacó varios discos con Brilleaux, destacando CLASSIC, dejándonos este último en 1994 y continuando, los tres miembros restantes, con el legado de la banda.

Lo ocurrido en la sala Capitol fue una bacanal de R&R a la que tuvimos el privilegio de asistir donde, Kevin Morris, golpeó las pieles, Phil H. Mitchell se ocupó de las partes bajas, Robert Kane hizo las labores de frotman y voz principal cerrando el set, el soberano guitarrista, Gordon Russel. Todos con la maquinaria bien engrasada hicieron las delicias del respetable desde el minuto uno.

Kevin encara al público a lo largo y ancho del show con ademanes punk que desata el animal de R&R que todos llevamos dentro a la vez que Gordon es un catálogo completo de como se debe tocar la guitarra para levantar a los altares al electric/energy rhythm and blues.

Las dotes de este último lo encasillan como un guitarrista de la vieja guardia, aquellos que conseguían transmitir el sentimiento rockero a base de rítmicas que se te pegan al oído y melodías, de una limpieza impoluta, que llenan la “caja de pandora”; en este caso con sonoridades majestuosas que forman parte de la cultura popular de cualquier rockero que se precie pero, con el matiz de ejecutarlo, con un gusto exquisito.

Se me venían a la cabeza, por momentos, guitarristas que son “el santo samtorum” de la guitarra dentro de este estilo como Stevie Ray Vaughan o Rory Gallager, por citar algunos de ellos. Una verdadera suerte toparse con esta figura que pasa sin pena ni gloria por el panorama guitarril mundial y que me alegra poder destacar y situar en el puesto que se merece.

Temas cortos de apenas tres minutos, te seccionan en dos, cuan guillotina se tratase. Van directos al grano, sin aspavientos, su misión: reventarte la cabeza. Con estrofas y estribillos pegadizos de una fuerza y contundencia pasmosa; esta banda, sin ser la original, sabe sacarle el músculo a cada nota y los nombres de los caídos Feelgood sobrevuelan las tablas que estos deciden pisar.

Sonaron temas de todas sus épocas “Take a Tip”, “Back in the Nigth”, “Going Back Home”, “See You Later Alligator”, “Milk & Alcohol”..., por citar algunas. Un chorreo continuo de temazos. ¿Qué decir de ellos?: Lo mejor no decir nada, simplemente disfrutarlos, en vivo y en directo, y meterte dentro del barco Dr. Feelgood que seguro que te lleva a buen puerto. Ese puerto, seguramente, pondrá en su entrada “Puro R&R”.

Dr. Feelgood siempre ha sido un grupo minoritario y olvidado, quizás por no inventar nada, en lo que al aspecto musical se refiere, pero que supo vivir el R&R y, en consecuencia, transmitirlo como muy pocos.

Desde que, en casa de un amigo, la aguja se situó encima del tema ROXETTE, contenido en su disco, en directo, STUPIDITY, ya nunca pude prescindir de su sonido siendo un referente recurrente, en lo sucesivo. La voz de Brilleaux y los guitarrazos del carismático Wilko siguen (y seguirán) girando en nuestros platos caseros y, su áurea, acompaña a la actual banda en vivo y en directo... ¡Gracias por tanto!  

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