A veces, el destino se convierte en un aliado de tus gustos musicales y el espacio y el tiempo convergen para que sólo, bajando una cuesta, atravesando un par de cruces y dando el consiguiente esquinazo, puedas disfrutar de uno de los grupos que te ha hecho feliz, por aquel entonces, cuando le dabas al “play” al añorado y casi desaparecido radiocasete. La generación X, y no tan X, consumimos música, en este formato, llenando nuestra adolescencia con un R&R que iba de mano en mano, sin filtros, aunque a veces, la cosa, se enredaba yéndose todo al garete, teniendo que reiniciar el bucle.

Nuestra dicha crecía simplemente por el hecho de compartir cultura aunque no éramos muy conscientes de ello, la verdad, y la inercia nos llevaba a buscar la siguiente parada, con una forma rectangular y dos agujeros, sin reparar en el significado de este proceso ni en su fin. El concepto de un inocente pirateo empezó a emanar, sin quererlo, fruto de nuestro déficit. Una de esas bandas veteranas que rulaban en las TDK’s, es la que nos ocupa y que visitó este 19 de mayo la sala Capitol de Santiago de Compostela, se trata de los escoceses GUN.

GUN es una de esas bandas por las que me sentí atraído, por manejarse en los márgenes de estilos diferentes que, a priori, “no casaban”. La indiferencia de hard rockeros/heavy’s así como pop/rockeros de finales de los 80’s era muy obvia. A los primeros les parecían unos blandengues, por sus estribillos melódicos, a pesar de gustarle esa pegada hard (de la que hablaremos) y, a los segundos, les gustaban los estribillos pero no el concepto general de la banda.

A pesar de que GUN se encontraba en tierra de nadie, eso, no fue ápice para que pateasen escenarios divulgando su fórmula por todo el mundo. Muchos de esos renegados cayeron en sus fauces derribando sus propios muros y hoy son fans acérrimos del grupo teniendo un buen manojo de sus canciones como cabeza de su ranking de favoritos. Se intuía que algo especial tenían estos chicos de Glasgow ya que, a día de hoy, siguen saliendo buenas canciones de su chistera y llenando salas con su demoledor directo. La fórmula GUN sigue viva.

Un tema de Tom Petty hacía de antesala para que los escoceses se situasen en sus respectivos aposentos. “Lucky Guy”, de su último e ilustre trabajo “Hombres”, abrió el amplio catálogo melódico de los de Glasgow. Un álbum sin florituras que vuelve al origen con una calidad más que notable donde hacen gala de su virtuosismo hard rockeril. El título, en castellano, es un homenaje al batallón de fieles seguidores que los escoceses atesoran en la piel de toro, todo un detalle por su parte.

Sin mediar palabra hacen justicia a sus principios con “Seems Like I’m Lossing You”, de su tercer álbum “Swagger”, uno de mis preferidos, donde todavía militaba en sus filas el carismático cantante Mark Rankin siendo éste la cabeza visible, por aquel entonces, y elevando al grupo a sus cuotas de éxito más sobresalientes. Bajan revoluciones con “Here’s Where I Am” y cae como un cañonazo “Don’t Say Is Over”, uno de los múltiples himnos que hizo brotar un primer sudor de nuestros poros, acompañado del levantamiento de puños por doquier.

La banda actual esta encabezada por los hermanos Gizzi, Giuliano y Dante, como guitarra y voz principal, respectivamente que son el “alma mater” de la formación y los únicos componentes originales. El quinteto se completa con Paul McManus, a la batera, que destaca por su pegada hard de la escuela Ian Paice, y que es un pistolero, por derecho propio, desde el año 2010. Andy Carr se ocupa de las frecuencias más bajas colaborando con Dante en las labores vocales cubriendo este espectro de forma notable. Por último, Ru Moy se entorcha como segunda, y contundente, guitarra balanceando las labores solista y rítmica con Giuliano, creando un muro sónico muy sólido, como mandan los cánones del estilo que prodigan.

Siguen con el tema que abre las hostilidades de su ya mencionado “Hombres” demostrando que la fórmula de himno coreable en sus pegadizos estribillos sigue siendo el santo y seña de la banda. Le llega el turno a “Gallus”, uno de sus discos más brillantes, dándonos una colleja con “Welcome To Real World”, donde Paul ya está a sus anchas y su tajante pegada, de la vieja escuela, acompañada de los aéreos, hace el resto.

Vuelven a su último trabajo con un rock jugoso, facilón pero sin complejos, titulado “Falling”. Y, como era menester, llegó el turno del álbum que los encumbró a su discreto estrellato. “Taking Of The World” es una de esas portadas rockeras por excelencia, además de ser el anagrama del grupo más reconocible de su merchandising.

Su tema “Money” nos hizo viajar a finales de los 80’s, con una intro “bluesy” que se transforma en otro de sus himnos generacionales, destacando las voces de Ru, Giulano y, sobre todo, la de Andy que se solapan impecablemente con la de Dante que a estas alturas lo ha dado todo y más... La gira es larga y pasa factura pero, Dante, es un ejemplo de entrega y se deja literalmente la garganta y las tripas para disfrute del personal: todo un ejemplo de R&R aptitud. Seguidamente suena la guitarra solitaria de Giuliano para dar paso a toda la banda que entra como un huracán para reventar nuestros sentidos con su aclamado y rapeado “Word Up!”. El público se rinde a sus deseos y la banda crece y crece con cada nota.

A estas alturas estábamos fascinados por la destreza a las seis cuerdas de Ru Moy, todo una sorpresa, ya que a pesar de ser la última incorporación de la formación se merece un hueco como pistolero de lujo. El compromiso con la banda es honesto y eso se nota con cada guitarrazo que el joven proyecta, cuyo resultado es que la sala, literalmente, se despeñe. El círculo se cierra, con el pacto que Andy Carr nos tributa, con su bajo creando una base rítmica perfecta, desarrollando a su vez, una labor omnipresente en los coros.

Pasado el meridiano del show nos atizan con “Take Me Back Home” luciéndose Giuliano Gizzi con un solo blues/rock de libro para dar paso a uno de los momentos álgidos de la velada con su reconocible “Better Day’s”. Aquí las gargantas se desgarraron y las manos en alto inundaron la sala a la vez que lo hicieron sutiles “pogos” de viejos rockeros tomando forma con nombre y apellidos. “Inside Out” y “Steel Your Fire”, de su primer y segundo trabajo, respectivamente, cerraron un setlist donde GUN consiguió meternos en vena una alta dosis del R&R, a base de buenos estribillos y ritmos hard, acompañados de una vocación y potencial intachable.

Por las venas del respetable se abría paso el veneno que GUN nos inoculó durante hora y media de concierto y, como no podría ser de otro modo, volvieron a hacer acto de presencia para saciarnos de una vez por todas. Para ello bajaron revoluciones y, en formato dúo, los hermanos Gizzi se marcaron un “Taking Of The World”, una balada emotiva que cautivó por completo a todos los asistentes de la casi repleta sala Capitol y que da título a su primer álbum. Nos vuelven a elevar al olimpo sensorial con “Shame On You”, para finalizar con una versión impecable de los Beastie Boys retando, con una mirada fija, al poderoso y universal “Fight For Your Right”. Un final de fiesta que nos dejó exhaustos.

GUN, como todos, bebe de múltiples influencias pero han sabido dar esa vuelta de tuerca a sus creaciones, para hacer del hard rock algo con una idiosincrasia propia que los hace únicos y reconocibles desde el primer riff, lo cual no es baladí. Así las sonrisas hacían acto de presencia y la perplejidad de lo acontecido era evidente. Con la humildad que caracteriza a los que siempre han sido cabeza ratón, e infravalorados, bajaron a la sala a hacerse fotos, firmar y dejarse abrazar por sus fans.

Esto es sencillamente R&R a toda mecha en vivo y en directo, señores, rock sin complejos, versátil y atractivo a la vez. GUN estampó su huella en tierras galaicas “forever” .

¡Qué gustazo!

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