Se presentaba bien ese viernes para recibir una buena master class, o sea una clase magistral, de rock hispano e internacional en la Room con la actuación de Santi Campillo en una nueva visita a Ferrol después de apadrinar junto con Toni Jurado a Malditos Pendejos en la presentación de su disco debut en la misma sala en el pasado junio.
Lo de la clase magistral no lo digo con ínfulas historicistas, con Santi no se trata de ir a ver una figura histórica del rock español -que también lo es- que vaya por los escenarios desgranando un repertorio de éxitos pasados con mayor o menor acierto. Porque el murciano de Vistabella no es sólo un interprete con una larga y fructífera carrera (Belcebú, Acequia, Los Hurones, Los Bluesfalos, Los Marañones, M-Clan, Los Lunáticos…), es puro presente con una carrera en solitario bien asentada y sin descanso, con dos discos “Carretera sin Final” (2015) y el más reciente “A Cara o Cruz” (2018), que es el motivo de su actual gira. Por otra parte, está un acompañamiento de altos vuelos, con Oneida James, verdadera personificación de las historia del rock, bajista de Joe Cocker en el pasado, arreglista, productora y líder de su propia banda, que tuve el placer de comprobar que está en plena forma en los instrumental y lo vocal. Además con Joaquín Bermejo “Minidrums”, del cual no tenía ninguna referencia, pero que una vez visto en el concierto que nos ocupa no necesito ninguna.
Temas de su último disco como “Maruchi”, “Bye Bye señor dinero” o el homónimo “A cara o cruz”, algunas versiones como “Un viejo blues” de Pappo con la participación como invitado de Tony Torres y adaptaciones al castellano como el stoniano “Ruta 66”, del fallecido Jota Cassinello, compañero de Santi en Los Hurones. Momentos para la intervención vocal solista de Oneida, profunda, desgarrada y luminosa. Todo un show de gran altura, radicalmente recomendable.
Santiago mantiene la forma, te lleva por caminos y vericuetos musicales, te enreda en zarzas rítmicas y te sostiene en planicies melódicas. Una experiencia sonora redonda. Un placer, caballero, pásese más veces, por mi no se prive.
Nota mental del cronista: Esta manía de usar el adjetivo “histórico” me la tengo que hacer mirar, sobre todo cuando escribo de artistas a los que compruebo que les gano en edad, por poco, pero si, je je.