Con este nuevo álbum los vigueses completan una trilogía espectacular junto "Héroes" e "Indomables" junto al productor portugués Vasco Ramos.

Como han hecho en sus obras mencionadas, la apertura es brutal con su primer single “En globo”, todo un ejercicio de metal bien ensamblado, destacando la batería de Alén y ese riff machacón de Iago, dejando impronta propia la voz de Chechu que va desde los desgarradores alaridos a lo más melodioso, brillando al final del tema.

Le sigue “Raposa”, con una letra intensa, buscando la sintonía entre la fuerza y la melodía, destacando esto último, con muchos arreglos de guitarra y otra labor muy dinámica de Alén tras su kit.

Empatada con la anterior llega uno de sus temas más celebrados, tanto por letra como por composición, “KaleboRockandRoll”, con esos coros grandilocuentes que exploraron en obras anteriores y que funcionan a la perfección en directo; resaltar esos cambios de ritmo y arreglos que le dan dinamismo a la canción, enganchándote en su primera escucha.

“Vestigios” se inicia con unos coros que sorprenden al principio, pero cuando entran todos coge fuerza, con una bonita melodía de bajo de Richy que sobrevuela mientras las voces de Chechu inundan frases irónicas durante su tema más melódico.

Un riff agresivo abre “Mickey & Minnie”, metal de siempre con ese estribillo pegadizo muy del grupo, con esos colchones de teclado para profundizar más en su parte melódica y compensar esa base rítmica potente.

Con “Necios” llega otro ejercicio de melodía y fuerza, con otra gran letra reivindicativa, sonando más accesibles, siendo un tema muy pegadizo y que potencia su faceta más melódica.

Mucho más fiera es su siguiente tema, “Tres deseos”, todo un compendio de lo que es su sonido, con estribillos potentes, grandes coros y mucha intensidad. Mantienen ese nivel con mayor velocidad en “Dulce de leche”, otro ejercicio de metal bien facturado y con un sonido increíble; junto los dos temas anteriores es su parte del disco más lineal, recordando por momentos a Sôber pero con sus propias señas de identidad.

Cambian hacia su faceta más dura con la brutal “Zurda oveja negra”, siendo el referente la voz de Chechu rozando el gutural sobre un riff pesado de Iago y que derivará en su parte más melódica en su estribillo, consiguiendo ese singular estilo de los vigueses que los hace tan especiales.

“4 putas” es otro ejercicio de metal actual, con un riff y arreglos de guitarra muy logrados por parte de Iago, con unas líneas de bajo de Richy sobresalientes y una batería de Alén brillante, siendo en resumen otro de sus temas más destacables de este álbum.

El cierre lo hacen con la triste y sombría “Crisantemos”, segundo single, una oda intimista de dolor ante la pérdida de un ser querido.

Portada efectiva. Buen libreto. Producción excelente.

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