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Hace cuatro años ya el amigo Tony Torres al frente de su Five String Band marcaba un hito en Ferrol grabando un DVD en directo en el Teatro Jofre.

Siendo como son una de nuestras bandas preferidas y siendo como fue un gran concierto recuperamos para nuestra hemeroteca la crónica y las fotos que el Sr. Cataica hizo ese día en este emblemático teatro gallego...

Por fin llegó el día en el que la Five comparecía ante sus coterráneos en el templo del arte escénico de Ferrol, el Teatro Jofre, para presentar en grande el nuevo disco y para dar cuenta de lo realizado hasta el momento. Una actuación de la que se realizaría una grabación en vídeo por Cuerda Floja Producciones para posteriormente editarla y distribuirla en DVD.

 Estos muchachos cuando salen a la palestra lo hacen a lo grande, con las ideas claras y las cosas planificadas, que si no es tontería.

En los tiempos difíciles que estamos viviendo hoy en día es complicado nadar hasta la orilla, a veces podemos sentir la codicia apuñalar al hueso. Hay una manera sencilla para mantenerse a flote, lo único que quiero es ser libre y yo sé bien que puede ser siempre así en la quietud de la carretera. Nubes oscuras alzándose por delante y me encuentro en medio de la tormenta, el dinero es la razón por la cual destruimos todo lo bueno que encontramos. Está todo preparado para deshacerse de mi esperanza, pero todo lo que quiero es ser libre y yo sé que puede ser así si yo ruedo en la quietud de la carretera”. Reza el tema “The quiet of the road”, uno de los del último trabajo “Pantano blues” (2013) de esta banda ferrolana que viene pisando fuerte tras sus dos anteriores álbumes “The Devil’s songs” (2009) y “Mr. Moore” (2012) y dos videos, el primero “Sweet and sad blues song” extraído del álbum de 2012 y   el segundo “Pantano blues” sacado de su homónimo y de cuya presentación en La Doom Biker Bar ya dimos cuenta en esta web en su día, ambos realizados por Cuerda Floja.

Más o menos fui testigo de la preparación del evento en los días anteriores, pude palpar la expectación que levantaba entre el público y la ansiedad que despertaba en los protagonistas cuando pulían hasta el último detalle cada aspecto relacionado con la ocasión. Compartí espacio con ellos en las horas previas al alzamiento del telón, moviéndome entre bambalinas y camerinos, departiendo y pulsé esa preocupación, ilusión y expectativa que se yergue en las ocasiones importantes. Fui notario de lo que ocurre más allá del escenario, esa parte trasera que normalmente el público no ve y de la que en muy pocas ocasiones es consciente. Vi a Tony y Jorge calentar dedos y voz, a Jacobo cuidar sus manos para aplicarlas al bajo y a los miembros más jóvenes de la banda, Stan y Gius, gastar pullas y bromas que ocultaban su nerviosismo de novicios en las grandes ocasiones. Mientras tanto, por allí pululaba todo el mundo alrededor, cada uno atento a su respectivo cometido, Anxo Saavedra y Jose y a Carlos y Cristina de Cuerda Floja ultimando los postreros pormenores del equipo para la grabación del evento. Sin olvidar al personal del teatro, desde el director a la taquillera, pasando por el personal de sala y del escenario. El trabajo de todo ellos sería reconocido por Tony en su momento.

Puntualmente, como es el estilo del Jofre, a las 21.00 h, tras las tres llamadas de rigor, salió el grupo al escenario y recibió la primera salva de aplausos del respetable que llenaba gran parte de la totalidad de la platea y algo del primer anfiteatro. Desde la semipenumbra momentánea del escenario, con el resto de sus compañeros ya situados, Jorge se aproximó al micrófono, miró en mi dirección entre las cortinas –ahí tiré la primera foto en escena-, luego hacia delante y estalló el espectáculo con “Pantano blues” y la versión de “Palace of the king” enlazadas una detrás de la otra. El arranque del grupo fue como el de ese equipo de futbol que necesitando ganar el partido o remontar un problemático resultado previo, sale a por todas con hambre y ganas, de tal manera que devoraban los temas con apetito y ambición. Yo he de confesar que comencé superado por el ambiente, disparando un poco sin ton ni son, como un pistolero beodo y cegato y casi sin escuchar lo que sonaba para mejor tomarle el pulso a la actuación y disponer mi trabajo a lo que me inspirase su ritmo. Aún tardé un rato en serenar mi pulso, aquietar mis latidos y comenzar a practicar con algo de sentido mi labor, recordándome que no sólo soy fotógrafo, si soy tal, sino también cronista y que como no oyese lo que se tocaba y cantaba mal iba a poder informar de lo que allí ocurría.

Una vez detonada la deflagración con los dos temas reseñados del “Pantano Blues”, pasaron al anterior álbum “Mr. Moore” con “Your body tastes like whiskey” y el medio tiempo hard “Rainy days” para luego descargar en el clásico “Got my mojo working” que popularizara Muddy Waters. A esas alturas la ejecución del grupo había remansado y encajado ya en la constancia natural de una marcha engrasada sin forzaduras. Volvieron al último álbum con “Joe Brown blues”, un auténtico pelotazo con ese inicio en clave de blues clásico de Lousiana, que es uno de mis temas favoritos del artefacto. Luego fue tiempo de una nueva descarga de versiones con “Bad Penny” de Rory Gallagher, que grabaran en “Mr. Moore”, y una incursión en terrenos más hard & hevy con el “The jack” de AC/DC, un auténtico himno en las noches de La Doom Biker Bar. De nuevo volvieron a “Pantano Blues” con “Down on the ground”, un tema con una armonización de guitarras a lo Thin Lizzy que me dejó perplejo la primer vez que lo escuché y en el que Stan Smith, el último fichaje de la banda, se puso a la altura de su maestro Tony Torres y le siguió a las cuerdas pegado como una lapa sin perderle el paso mientras duró la lección. Jorge Bakero brillaba a gran altura en la voz, cada vez más asentado en ella y en las tablas tras un comienzo algo apresurado en el que la tensión e importancia del momento llegó a afectarle incluso a él con toda su experiencia, poniéndole en el trance de casi cambiar el orden previsto de los temas en la presentación de los mismos ante la sandunga de Tony. Finalmente terminó por ser el de siempre, esa especie de Frank Sinatra ferrolterrano del rock & blues que incluso se bajó del escenario y se paseó entre el público por el pasillo principal de la platea en un auténtico alarde del rock-crooner de altos vuelos que es.

Llegados al ecuador de la actuación, el grupo nos hizo tomar una especie de pequeño descanso activo con el montaje de un set acústico sobre el escenario con Tony y Stan cambiando las eléctricas por las acústicas y tomando asiento en banquetas junto con Jorge para interpretar los dos temas de tono más rural americano de “Pantano Blues”, como son “The quiet of de road” y “Crossing the wind” y que Jorge no tiene reparo alguno en definirlos directamente como country. Recuperaron el tono marchosillo y enchufado recurriendo a dos temas como “Sweet and sad blues song”, temazo, y el mooriano en su tono “Back to the blues”, ambos del “Mr. Moore”. Recurso a un nuevo clásico, de Robert Johnson, “Crossroads”, que había sido grabado en el primer álbum “The Devil’s Song”. En los dos siguientes temas, quisieron rendir homenaje a la otra banda de Tony, La Durango Express, y así en “If you love me like you say” (Albert Collins) y en “Pride & joy” (Stevie Ray Vaughan) se subieron al escenario su vocalista BJ Jaiber, - y el del “The Devil’s Song”- y Anxo Saavedra, su batería –que se había pasado toda la función dando asistencia técnica al grupo-. El segundo de los temas fue interpretado a dúo por BJ y Jorge.

En el regreso al repertorio más propiamente Five Strings, interpretaron otros dos temas, uno de “Pantano blues”, “Time will never stop” y la brutal “Last train of my life”, de “Mr. Moore”. Tras lo cual hicieron el amago ritual de terminar la actuación, saludando al respetable y ante los aplausos y requerimientos de éste, proceder a un incendiario bis con “Fire” (Jimi Hendrix no sólo quemó su guitarra, también es capaz de abrasar tu alma)  y “Roadhouse blues” de The Doors (con lo cual ya le señalaban las puertas a la asistencia). Así terminó un esperado concierto en el que todos, el grupo, el público y hasta este reportero empezamos un poco ansiosamente apresurados y después fuimos dejándonos llevar en remanso por las composiciones. Eso si, todos a una en coordinación, hermandad y comunión. ¿Qué pudo haber faltado algún tema en el repertorio que se habría querido escuchar? pues cada uno tendrá sus preferencias. Para mi habría metido del “Mr. Moore” ese dixiland de “Get close to mi again” y del “Pantano Blues” el “Heading to Mexico”. Pero nada de lo que sonó estaba de más. La Five tiene algo que me encanta: aúna intérpretes de probada experiencia (Tony, Jacobo, Jorge) con jóvenes talentos de dilatados horizontes (Stan y Gius) y aún así suena como un todo compacto de forma natural, como si todos ellos llevasen tocando y haciendo esta música justo desde los albores del Big Bang.

Delenda est sistema.

Texto y fotos: CATAICA