Mientras escribo estoy ante la primera escucha del cuarto disco en estudio de estos inconmensurables castellonenses, a riesgo de que me decepcione o que me deje indiferente. Pero ya estoy en la quinta canción, más de la mitad de esta obra, y solo encuentro una palabra que describa lo escuchado hasta ahora (ya estoy en la sexta): agradecido. Angel Belinchón (voz), Matías Orero (guitarra), David Mascaró (bajo), Pedro Corral (batería) y que junto a los incorporados Guillermo Guerrero (guitarra) y Miquel Centelles (teclados), que sustituyen a los ‘veteranos’ Carlos Alvarez y Marti Bellmunt respectivamente, nos dan un repaso extraordinario a la música rock de alta calidad.
Con respecto a obras pretéritas, nos vamos a encontrar con un álbum más homogéneo, sin tantos vaivenes estilísticos tan pronunciados y que son marca del grupo, con un gran sonido compacto, que supongo que algo tendrá que ver Carlos Raya, productor de esta obra.
Abren con el piano de su single de adelanto “Culpable” y esas campanas tubulares, siendo un tema que nos deja aflorar la parte más rock melódico, con líneas vocales de altos registros, coros adornando en todo momento, guitarras afiladas y con gran ejecución técnica por parte de Matías y Guille; como siempre, juegan con los ritmos y las atmósferas, dejando espacio para algún devaneo prog.
“Segundo intento” es la prueba fehaciente de su gran paleta sonora, una canción anclada en el AOR de alta calidad, con guitarras increíbles que provocan destellos y artificiosidad, dando peso al piano y teclado de Centelles, y la magistral voz de Belinchón (su garganta es un prodigio); final potente y muy acertado.
Recuperan esas estructuras tan características de ellos con “La libertad”, con ese inicio operístico a la vez que moderno, digamos que en la línea Muse, y que nos arrastrará por esos territorios descubiertos en el pasado, pero con una nueva visión, con grandes alardes en las guitarras, dejando a un Belinchón más enfático en cada estrofa y con ese grito libertario que es el estribillo.
“La serpiente” es otra gema en este estadio lunar, con un profuso bajo de Mascaró en muchos envites, jugando con las voces y dejando que la magistral batería de Pedro Corral te atrape durante todo este desarrollo musical, siendo uno de sus temas más complejos en composición y estructura.
La belleza que posee “Si estás tú” te atrapa en su primera audición, con ese piano tan melancólico y Angel manejando su garganta a su antojo, repitiendo lo hecho con “Me va faltar el aire”, pero en clave más soul, con esos coros que encogen el alma y unas guitarras nítidas. Puede despistar al oyente con “Capitán veneno”, una increíble canción de heavy rock de tintes operísticos, que con dosis de prog se te hace más espectacular, incluido ese dueto teclado y guitarra, como hacían los Rainbow más clásicos.
Está claro que la canción que más hará disfrutar a todos sus seguidores es sin duda la maravillosa “Calles inundadas”, vaya tema; guitarras que van desde las acústicas hasta las eléctricas más clásicas, coros pegadizos y letra comprometida, una melodía que se te mete en la cabeza, y sobretodo, hacerse canción con ese recitar final que te lleva a esos temas épicos que tanto se echa de menos en el rock actual. Permanece el brillo en el Asfalto.
Con “Funeral” nos encontramos con su único guiño a la comedia, un tema alegre y lleno de ironía, con ese regusto a las músicas de principios del siglo XX, pero con algún riff enrevesado y esos coros marca de la casa, aparte de esa mezcla estilística que tanto les gusta hacer; carne del directo. Cierran con “Despedida”, un epílogo que se inicia con piano y voz para luego unirse el resto de la banda, en este medio tiempo que tiene como finalidad tararear su melodía hasta el infinito………y más allá.
Portada muy buena. Producción excelente a cargo de Carlos Raya. Me dejo para el final la labor de Pedro Corral en la batería, que estando en la mezcla algo al fondo, ha logrado que todos los temas tengan su dinámica sin artificios. Los seguidores del prog clásico, hard rock sin fronteras o de la música con calidad estarán muy agradecidos a Dry River.