El italiano Valerio Marras está detrás de este proyecto experimental musical que gira entorno a la música ambient, dark y post rock, con gran influencia del minimalismo.
“Heavy sleep” arranca lento y denso, con capas de teclados de atmósferas lúgubres, creando una sensación auditiva inquietante a la vez que cautivadora, jugando con distorsiones de fondo, despertando una cacofonía de notas reverberadas de guitarra que finalmente desembocan en “The sound of a needle”; esta es otra composición lenta, jugando con notas nítidas y reverberantes de guitarra en su inicio, acolchadas por sintetizador que cogen el protagonismo hasta esa explosión controlada de distorsión, mezclándose luego nuevamente con sugerentes capas de guitarra hasta su climax final.
“Scraps of paper” altera tu audición con ese sampler inicial muy industrial, llevándote a un monótono sintetizador asfixiante mientras ejecuta una serie de notas distorsionadas para mayor agobio auditivo; muy en la línea del primer disco de Sigur Ros.
Le sigue la pequeña “Sinking shadows”, una distracción con notas agudas, con una melodía algo siniestra y que se escucha sin más.
Llega “Diving deep”, inicialmente busca en el control de la distorsión y en sus diferentes capas sonoras llamar la atención del oyente, lográndolo en cierta manera pues siendo otra vez un tema lento, pero que en su segunda parte del tema las notas limpias te evocan pasajes profundos junto una base gruesa de teclados. De empatada llega “Fading sunlight”, una especie de artefacto sonoro que oscila entre las notas limpias y agudas del teclado, y una base distorsionada de graves que forman un muro sónico potente.
Sin parar llega su mejor tema, “Midnight”, canción con un medio tiempo hipnótico, donde se van sumando capas de guitarra, una con notas florecientes, otra con distorsión envolvente, otra marcando el riff lento pero profundo, otra dibujando la gravedad tonal…… así hasta ese final casi evocador de una marcha por los senderos emocionales de la mente.
El final llega con “The far side of the Moon”, poco que ver con Pink Floyd, siendo un experimento sonoro que evoca inicialmente al Mike Olfield setentero y que desemboca en una densa bruma sónica que me sugieren a los Tangerine Dream más ambientales.
Buena producción. Gustará a los que disfruten del minimalismo en todas sus variantes (Brian Eno, Philip Glass…) y del rock más ambiental.