Black Label Society, "Catacombs of the black vatican" (2014)

Ser imparcial con uno de mis grupos favoritos no es difícil cuando el disco que editan posee la calidad suficiente para recomendar su escucha. Estas palabras tienen sentido ya con la inicial “Fileds of unforgiveness”, con ese riff zeppelliano mezclado con su sonido característico hace intensa su escucha; la voz sigue la estela de Ozzy sin ruborizarse.El single de adelanto “My dying time” es un gran ejercicio de guitarreo y voces que lo hace imprescindible para sus seguidores, ganando enteros cuanto más lo escuchas; esos barridos por el mástil marca de la casa no se hacen cansinos.

Temazo es el calificativo de “Believe”, riff de las catacumbas, un Zakk en plena ozzmosis, un bajo de John DeServio intenso y la batería del nuevo Chad Szelgia sin brutalidad pero con mejor swing hace su escucha obligada.

Primera balada con “Angel of mercy”, muy en la línea de sus ultimas canciones de este estilo, brillando la labor vocal de Zakk , los arreglos de las acústicas y ese final muy a lo starway to heaven; todo acompañado de arreglos de cuerda. Pero lo que realmente destaca en este álbum son sus canciones más agresivas como “Heart of darkness”, con esos armónicos marca Wylde, riff contagioso y un estribillo puro heavy metal.

Reduce velocidad, gana pesadez y brilla “Beyond the down”, esos coros AIC, ese riff oscuro como el ocre y sabathico a la par; para redondear un solo con su wah-wah que mantiene el tipo.

Segunda balada con “Scars”, que continua esa línea estilística de sus discos acústicos y que se deja disfrutar sin más, pero que a mi me corta la dinámica del disco. Y claro que me lo corta cuando la brutal “Damn the flood” hace presencia para que los que puedan agiten sus melenas al ritmo endiablado de este tema, solo interrumpido por otro riff armónico que se disfruta con total locura; de lo mejor del cd sin duda alguna, y pieza indiscutible del directo, solo hay que escuchar la labor del batería.

Seguimos embrutecidos y a la vez maravillándonos del buen hacer de Zakkarias con “I’ve gone away”, lo mejor de este álbum para el que escribe esta reseña; canción con regusto grunge, riff potente y la voz de Zakk llena de melodía, respaldado por su escudero y bajista DeServio, y un solo de guitarra que todo seguidor de Mr. Wylde sabe de que hablo.

La batería de Szelgia abre con dinamismo la brillante “Empty promises”, canción que el mismísimo Ozzy bendeciría e incluso apadrinaría; black sabbath en estado puro y que hace de Wylde un músico mayor si cabe, pues plasma con su interpretación todo una oda a los británicos sin renunciar a su propio estilo.

El final es la tercera balada “Shades of gray”, medio tiempo con ese sabor americano, coros logrados y sólo de guitarra que podría ser del añorado Randy Rhoads.
 
Portada y libreto normal. Producción buena por sonar todo definido y sin saturaciones precedentes.