Seguimos, inmersos, durante este año, en la serie de conciertos que conmemoran el 90º aniversario del espacio cultural que hoy conocemos como, SALA CAPITOL, instalada en Santiago de Compostela. Un espacio consolidado que es emblema de la ciudad y que, a día de hoy, el támdem, Compostela/Capitol es sólido y compacto, hasta el punto que uno no se entendería sin el otro.
Una buena política cultural y la entrega total de las personas implicadas son, entre otras, dos de las principales razones por las que, esta área dedicada a la cultura, en especial a la música contemporánea, es la sala más importante de nuestra comunidad formando parte del circuito nacional e internacional donde cada vez son más los promotores que ponen su ojo en ella, debido a la calidad que atesora, en todos los sentidos.
Para el segundo concierto de esta onomástica, cruzamos el océano para zambullirnos en los sonidos de raíz donde el blues y electric/blues son protagonistas de la mano de JOHN PRIMER, un artista formado en la escena blues del Chicago de los años 70’s. Este fue un periodo espléndido donde, la ciudad, fue punta de lanza para electrificar el estilo que, como todos sabemos, tiene su origen en los tristes cánticos de personas oprimidas que trabajaban en los campos de algodón de los Estados Unidos.
Unicamente con sus voces daban salida a su amargura a la que se le fueron añadiendo artefactos acústicos hasta llegar al Chicago de nuestro protagonista donde, ya, los instrumentos eléctricos campan a sus anchas siendo los amos de dicha corriente musical.
John Primer formó parte de importantes y valorados proyectos pero fue, en el año 1980, cuando culminó su carrera al formar parte de la banda de uno de los más grandes exponentes del estilo: hablamos, nada más y nada menos, del genuino MUDDY WATERS. Una debilidad para el que escribe, por sus brillantes composiciones además de atesorar un “feeling” poderoso, único e inigualable. En 1983 Waters falleció y Primer emprendió una fructífera y larga carrera en solitario, plagada de colaboraciones con otros artistas, que llega hasta nuestros días.
Pero vamos al lío. Sin vacilar, John se situó en el escenario a la vez que lo hicieron sus tres escuderos. Al dar la primera nota, en su guitarra modelo Gibson ES-335, los dioses del blues bajaron de sus altares para hacer acto de presencia en la sala Capitol. Un hormiguillo nos sacudió ya que se avistaba que la velada iba a ser una sesión de blues a la antigua usanza.
Primer consigue que nos traslademos al Delta de John Lee Hooker o al Chicago de Muddy Waters, únicamente con su carisma que, con toda la naturalidad del mundo, emana tanto de sus dedos como de su garganta. Todo transcurría, sin prisa pero sin pausa, y las cadencias interpretativas bluesy que atesora Primer, certifican que estamos ante una leyenda viva del blues. Sinceramente, esperaba un buen concierto, pero no alcanzar un sentimiento congénito que sólo los grandes pueden abrazar.
Llegamos tarde al partido para deleitarnos con los directos de aquellos genios “bluseros” que todos tenemos en mente, a pesar de que nos queda su legado dando vueltas y vueltas en nuestros platos caseros, pero acudir a un concierto en 2025 de John Primer es lo más cercano a estar con ellos. ¡Soberbio¡.
Su sabiduría blusera tomó forma con temas que abarcan todas las etapas de su longeva carrera como son “You Got What I Want”, “Going Back To Mississippi”, “Hard Times”, “Hard Working Woman”, entre otros, donde el funk, el blues y, por momentos, ritmos rockabilly se fusionaban con el compás personal que caracteriza al artista.
Es decir, todo se cocinaba a fuego lento pero con una llama incandescente. Con una voz consustancial y lánguida, una técnica depurada intercalando púa/uña en su guitarra, así como un manejo del “slide” memorable siguió desgranando temas: “Hard Working Woman”, “Poor Man Blues” o “Keep On Lovin' The Blues” inflamaron nuestros sentidos y Primer dejo evidencia de ser un guitarrista de primera división combinando, con un gusto exquisito, la armonía y la melodía. ¡Admirable!.
Para la ocasión se presentó con una banda oriunda de nuestras fronteras conformando un cuarteto clásico/básico del estilo, ¡para que más!. Armónica, batería y bajo fueron el complemento perfecto para que el artista estuviese cómodo y pudiese desplegar toda su esencia.
Una batería sonaba sencilla y sin aspavientos a la vez que su contundencia marcaba, sistemáticamente, la rueda del blues. La armónica se codeaba con las melodías que brotaban de la guitarra de Primer, sonando brillante o discreta, según el pasaje, enriqueciendo la mezcla final. Todo un acierto el contar con este trío de ases para la ocasión.
Y como no podía ser de otro modo rindió un sincero homenaje al “bluesman” que lo puso en la órbita mundial del estilo, nuestro aclamado Muddy Waters, rematando la faena, por aclamación popular, con un el “bis” , “Hoochie Coochie Man” y “I Can`t Be Satisfied”. Colosales temas a los que Primer sacó músculo y supo llevar a su terreno, alejándose siempre de la versión original.
Acudir a un concierto de blues, para un amante de esta corriente musical, es como rebobinar una cinta de audio para, seguidamente, darle al “play” y reencontrarte con conceptos que se sobreponen, como “efecto droste”, y así converger en una explicación de sensaciones que produce la música dentro de ti.
El blues es una mirada a la raíz del árbol del que surgieron multitud de ramas de las cuales brotaron deliciosos frutos, repitiéndose este proceso en un bucle sin fin. Sin duda, y después de poder disfrutarlo en directo, es de justicia mentar que Primer es digno heredero de todo este legado que sigue y seguirá vigente de un modo u otro. Larga vida al blues, venerando a todos los que mantienen su llama candente en general y a John Primer en particular.
Así se replegaron las velas de una velada donde fuimos testigos de que lo añejo o “vintage” cuando se inunda de un sentimiento honesto y puro crece y florece dando como resultado un abanico de emociones que recorren un camino que va desde el júbilo hasta el llanto pasando por el escalofrío que produce esta música imperecedera. Gracias a la familia “Capitol” por el incuestionable y exquisito trato que siempre tienen para con CANEDOROCK.