Viernes 18 de noviembre, continúa la magia de esta duodécima edición del festival Outono Códax Festival; una edición que lleva un ritmo frenético de eventos y que no deja espacio para el descanso colgando siempre el cartel de completo en este mes de noviembre. Tocaba un cambio de aires, dejando el acogedor Riquela Club para pasar al mejor templo musical de Galicia: hablamos de la Sala Capitol y del doble concierto que reunía, como cabeza de cartel, a un legendario soul man estadounidense, CARLTON JUMEL SMITH y, como telonera y representante gallega, al funk-pop-soul de la hispano-suiza NASTASIA ZÜRCHER.

Un año más, y ya van doce, CANEDOROCK se muestra expectante ante el festival OUTONO CODAX FESTIVAL que se celebra en la ciudad del apóstol y que reúne a figuras de talla mundial. El cuño de “Música Negra” enfunda la armonía de este fastuoso festival que se mueve entre el blues, jazz, R&R, R&B, soul y toda la aleación que combinan estas variables. Este año la programación es variada y teniendo como telón de fondo la música, las actividades se multiplican en disciplinas como el cine, la literatura, coloquios etc. Como todos los años el grueso de los conciertos lo soportan las salas Capitol y Riquela aunque, este año, se suman otros espacios como Numax, Flamingo para desplegar este abanico de color dedicado a la cultura en general y a la música en particular.

Corre el año 2000 cuando Nastasia Zürcher, finalmente, se afinca en Santiago de Compostela convirtiéndose en una de las figuras más importantes de la escena musical de la ciudad en los estilos pop, funk y soul. Con estos precedentes, Nastasia, encaja como un guante en el festival, por lo que, este año, le tocó abrir la serie conciertos que se celebran en la suntuosa sala Capitol. Tres son los trabajos publicados hasta la fecha: “My Flight” en 2015, “Beat” en 2017 y su postrero y recién editado “But Life is Beauty Full” que nos presenta en esta noche de oficios.

Suenan las primeras notas con Adrián Saavedra al bajo, Carmen Rey al teclado, Bruno Couceiro a la batería, Mon Orencio a la guitarra y Félix Rodríguez a la percusión; dejando desnudo el espacio central del escenario que, en unos minutos, colma de color: Nastasia, con su estela, llena todos los espacios vacíos que en un primer momento se propusieron dejar. Una voz aguda y llena de matices son la salvaguarda de la artista mostrándose intratable en el manejo del registro vocal. Nastasia entiende su show no únicamente como un acto musical en sí; su indumentaria, en este caso caribeña, bien elegida para la ocasión, y sus acaramelados y sutiles bailes, nos muestran a una artista exótica que desprende arte por donde pisa, cuidando concienzudamente la puesta en escena. Temas que van en la línea marcada por Alicia Keys, Sade etc..., son los más destacables sin que ello sea objeto de exclusión para experimentar con otros estilos siempre teniendo como referencia la fusión con el soul, funk y el pop.

Destacar el exquisito trabajo a las seis cuerdas que realiza Mon Orencio más conocido como “Mr. Cool”, trabajando en la frontera de lo delicado y lo belicoso, cuando la ocasión lo requiere. Así mismo Carmen Rey se apropia del protagonismo con un chorro de voz, a los coros, tomando incluso, el timón del barco en alguno de los temas. Una voz inconmensurable que aporta un caudal de sentimiento a los temas de Nastasia, con la que, en alguna parte del show, se enfrenta en un dueto, pregunta/respuesta, que deja de manifiesto que la banda va sobrada a nivel vocal.

Nos presentó sus credenciales con su último single “Lo estoy soltando” al que siguieron, entre otros, “Revelation”, “To be cool”, “Fluir” o “Our generation” dejando de manifiesto que el tarro de esencias está repleto de sabores y olores. Cerraron con Aires de movimiento donde la artista dejó un espacio para el solo de cada uno de los músicos, en sus respectivos instrumentos.

Sin dilaciones, llegó al plato fuerte de la velada presentándose la big band Carlton Jumel Smith & The HarryCane Orchestra. Una formación con una inyección “funk/soul”, en todo el sentido del término, que se prodiga en esa línea, sin concesiones a otros estilos. Carlton Jumel Smith es un cantante, compositor, productor que se dio a conocer en 1990 por la película “Liberty Heightsen la que interpreta a uno de sus ídolos, James Brown. Admirador de Marvin Gaye, The Temptations, Ray Charles, Sam Cooke entre otros, es en un concierto de Stevie Wonder cuando su cerebro hace “click” y en consecuencia ya no vuelve a la universidad, incoando su particular trayectoria musical. Además de colaborar con diferentes formaciones, y formar parte de otras, es en su proyecto en solitario con el que despunta y consigue lanzarse al primer plano musical, del soul, a nivel mundial. Son tres discos, hasta el momento, los que tiene en su haber, dos lanzados en 2008, prolífero año para el artista, cuando publica The Skinnybone Tree y Diagram of a Relationshipy el tercero, 1634 Lexington Avenue”, que ve la luz en el año 2019.

Con estos precedentes, las espadas estaban en todo lo alto para recibir al oriundo de Harlem. Sonaron las primeras notas únicamente con la banda en el escenario y donde se percibía que la noche iba a ser especial ya que el compromiso de la formación abrazaba, sin indultos, al convicto público que prácticamente llenó la sala Capitol.

Al pisar las tablas, Carlton Jumel Smith, se acabó lo que se daba. Un torrente de fiesta inundó el templo Compostelano con un “show americano” que conjugaba energía y simpatía a raudales, mostrando, a un “front man”, con mayúsculas, que supo tejer una polifónica tela de araña, a lo largo de dos horas, donde todos caímos presos de su hechizo. Pero la palabra “show” no se alimenta unicamente de aspectos empáticos, entre sacerdote y feligreses, sino que la sobresaliente calidad sonora, de lo que allí se representa, hace que nuestros sentidos se fundan con los del artista. Así, la cálida, y al mismo tiempo excitada, voz de Carlton, juega a llegar al final de la carrera en la misma forma en la que empezó, modulando y afrontando, cada uno de los temas, con una astucia propia de los grandes del estilo.

Se despachó con temas de todos sus trabajos, eligiendo lo más efervescente de su repertorio. Así sonaron las notas de la pegadiza “This is love looks like” que destaca por ser el tema elegido por el artista como single de su último trabajo. En la misma línea nos sedujo con “Woman You Made Me”, “Ain’t that Love?”, “We're All We Got”, entre muchas otras, rematando la faena con su sencillo “Sign of the Future” y el tema que da título a su penúltimo trabajo, "Devoted To You".

Para la ocasión, Carlton venía escudado, portentosamente, por The HarryCane Orchestra; se trata de una banda madrileña, contratada sabiamente para la ocasión, que fue el detonante para trenzar una noche memorable. Los metales, trompeta y saxo, fueron los protagonistas desde el minuto uno haciendo contrapunto, bajo y batería, de los que se obtenía una base rítmica explosiva llena de matices. Completan la banda una guitarra forrada de exquisitos ritmos “afunkados”, cerrando la tanda unos teclados envolventes, propios del estilo.

Así mismo, la sensatez y el sentido común dieron paso a diferentes versiones que el artista llevó a su terreno. Sonó “Everybody Needs Somebody to Love”, un clásico que grabaron desde Solomon Burke hasta los Rolling Stones pasando por los Blues Brothers que la incluyeron en el divertido musical “Granujas a todo ritmo”, para dar paso a una excelente “Come Together” de los Beatles, que se asemejaba más a la versión realizada por Aerosmith. No faltó el funky desvergonzado “Superstition”, por el que no pasan los años, del gran Steve Wonder, elevando la temperatura, más si cabe, con “Land of 1000 dances” de Wilson Pickett cuya interpretación, en un “toma y daca” con la concurrencia, se acercaba más a la realizada por Ted Nugent. Cerró este salvaje popurrí con su admirado James Brown descifrando un “Sex Machine” para el cual tuvimos que coger aire.

A estas alturas del show la interacción con el público era mayúscula, dando paso a Natasia Zücher en un dueto que el público agradeció con una gran ovación. Seguidamente, Carlton, se permitió el lujo de elegir al azar a una chica del público con la que cantó y bailó y a la que sacó en volandas del escenario. Lo mismo aconteció, pero esta vez, con un chico. Por supuesto no podía faltar la comunión directa y cercana con el público y se dispuso a patear, de lado a lado, la sala Capitol. Carlton sentó cátedra de como meterse al respetable en el bolsillo con su forma de entender la música en directo, que bebe, en origen, de los clásicos que nacieron al otro lado del charco. Y es que este hombre, también demostró su calidad humana recorriéndose la sala para pilotar una silla de ruedas a primera fila: todos tenemos derecho a disfrutar de la música.

Y así concluyó esta magnífica jornada otoñal, cuya moraleja referenciaba otro afiliado a la familia “canediana” en una de sus crónicas: “Si sabes disfrutar y saborear el placer sensorial e inmediato, súbete al carro de este festival, te aseguro que no te defraudará, al mismo tiempo, en este ecléctico viaje te descubrirás musicalmente y agudizarás tus sentidos algo más, si cabe”.

Y así se cierra el primer concierto en la sala Capitol de la doceava efemérides del Outono Codax Festival. En breves más melomanía.

 

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