Mes de agosto en Ourense con temperaturas elevadas propias del entorno. Con motivo de encontrarnos en año XACOBEO se programó, en la ciudad de las burgas, uno de los platos fuertes de los directos musicales que integran el ciclo de conciertos de este año jubilar en la tierra de Breogán. El recinto de EXPOURENSE fue el encargado de albergar el concierto internacional de los londinenses PLACEBO.

Para calentar motores, a las ocho de la tarde se abrió el telón con el grupo MOITO!, a los que no pudimos disfrutar debido a obligaciones personales que no nos permitieron llegar a tiempo. Por el contrario, para la siguiente banda, HABITACIÓN VUDÚ, ya estábamos en el gigantesco recinto ferial y de ocio de la ciudad ourensana.

Habitación Vudú es una formación de A Limia (Ourense) que se conformó, inicialmente, por los hermanos José Freiria (voz) y Justo Freiria (batería). La guitarra ha ido cambiando de componente, a lo largo de los años, cubriendo esta faceta, para la ocasión, Juan de Dios que hace, a su vez, labores de productor en formaciones como Deluxe, Xoel López etc..., siendo Rubén Seoane el encargado de cubrir las "partes bajas". Un set básico de banda de rock, donde las guitarras rítmicas son las protagonistas así como la peculiar voz de José que, por momentos, nos deja colas vocales que se asemejan a Bunbury.

Como segundo guitarra tenemos a Richie Roales del grupo local Besbellos, antiguos Met the Blue, que reforzó, más si cabe, el aspecto rítmico en las seis cuerdas. Con dos trabajos en su haber, “Flores falsas” y “En el aire”, los de A Limia nos llevaron a los parajes más “indies” que se extienden por la provincia, siendo uno de los grupos referentes en el estilo. Estribillos pegadizos y guitarras contundentes nos recuerdan en alguno de sus pasajes a Vetusta Morla, Lori Meyers o Love of Lesbian, entre otros, pero dejando de manifiesto que Habitación Vudú tienen su propio camino y su propia identidad. Con su pop rock recorrieron canciones de sus dos discos rematando la faena con una sobresaliente versión de “Perlas ensangrentadas” de Alaska y Dinarama.

Llegadas las diez y media de la noche, y con un ambiente enardecido, fueron saliendo a cuenta gotas cada uno de los seis miembros que conforman la gira actual de Placebo. En esta ocasión presentaban su último trabajo titulado “Never Let Me Go”; un excelente disco que fue el detonante para animarme a formar parte del evento. Tres décadas después de su primer trabajo, Brian Milko y Stefan Olsdal, se han superado y reinventado, sobre todo a nivel compositivo, creando atmósferas donde las cavilaciones existenciales de angustia y pánico están presentes en todas las pistas siendo los medios tiempos los que predominan, sin dejar de lado el “fuzz” que los ha acompañado en toda su carrera.

Como no podría ser de otro modo, comienzan las hostilidades con dos temas de su postrero trabajo descargando la estruendosa “Forever chemicals”, un escaparate de distorsión que nos recuerda a su disco homónimo, para continuar con "Beautiful James", donde la ternura predomina enfundada en sintetizadores sinuosos. Cambian de tercio y ejecutan “Scene of the Crime” para volver a su último trabajo con “Happy Birthday in the sky”. Cinco minutos de una melosa melodía que va “in crescendo”, donde la franquicia Milko/Olsdal funciona como un reloj suizo. Se relajan para volver con la hipnotizadora “Surrounded by Spies” y “Chemtrails” del omnipresente “Never let me go” dando paso a un “trance” que cautiva nuestros sentidos. Regresan con una atmósfera claustrofóbica y nos deleitan con “One of a Kind” de su disco “Meds” donde los sintetizadores cobran protagonismo en bucles que nos atrapan. Así llegamos al ecuador del concierto regalándonos “Sad White Reggae” un tema con el que tenemos un “déjà vu” de los primeros Depeche Mode. Un temazo que evidencia el “revival” de los londinenses.

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La voz de Milko sigue siendo la enseña visible de la banda tributando dosis cáusticas y corrosivas del “alter ego” del catálogo humano. El polifacético Olsdal crece como músico y se encarga de los coros alternando bajo, guitarra y teclado en cada uno de los temas del show. Una pareja que por sus brillantes resultados compositivos se puede asemejar al combo Lennon/Mccartney, salvando las distancias, pero en el estilo del rock alternativo de los noventa hasta nuestros días. Con ellos viaja Bill Lloyd que asume y alterna con Olsdal guitarra, bajo y teclados. Nick Garvilovic se encarga de los coros y de las teclas siendo Matt Lunn el encomendado para capitanear el ritmo. Cerrando el círculo, y poniendo un sello singular al sonido de la banda, se encuentra Angela Chan que, con su violín, pone una rúbrica inédita que, entre otras cosas, hace que Placebo sea una banda con un sonido peculiar con respecto a otras formaciones de rock alternativo nacidas en las islas británicas.

Siguen con su recorrido y nos fusilan con “Try better next time”, de su último disco, donde nos relatan la resignación humana ante un posible fin del mundo. Para el siguiente tema Olsdal se hace con el teclado y nos seducen con “Too many friends”. Sin poder pestañear y conscientes del buen trabajo del técnico de sonido, en un recinto complicado como es Expourense, bajan decibelios y nos embelesan con la balada “Went missing”. En este instante han liberado ocho temas de su último trabajo y en consecuencia los cuatro siguientes son un relato de su trayectoria. Nos remiten al año 2019 con “For what it’s worth”, un tema con mucho “groove” que nos agita cuerpo y mente. Retroceden hasta el año 2000 y nos ajustician con uno de sus hits “Slave to the wage” donde el público se fusiona con los artistas y corean una y otra vez el título que nos ocupa. Pisan pedales y el “fuzz” hace acto de presencia con “The bitter end”, tema estruendoso de su álbum “Sleeping with ghosts” del 2003. Se licencian con “Infra-Red” de su álbum “Meds” del 2006.

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Y de esta guisa, después de apenas una hora y veinte minutos, nos dejan con la miel en los labios. Esperábamos dos horas de directo, al menos, al tratarse de concierto único pero los londinenses fueron conservadores y decidieron reservarse para las fechas venideras de su gira. Pero el público nunca defrauda y respondiendo al buen concierto que teníamos entre manos, rezó para que los músicos saliesen de entre bastidores. Se revolvieron y obviamente dejaron caer la segunda balada “Fix yourself” para calmar a la bestia que clamaba más y más. Se despiden con otra tonada titulada “Running up that hill”, de la artista Kate Bush, que se incluye en el álbum “Covers” donde versionan a artistas como Morrisey, Robert Palmer o Marc Bolan, entre otros.

Y así transcurrió y finalizó el concierto de PLACEBO, enmarcado en el ciclo de músicas de este año XACOBEO, que para la ocasión se situó en la tierra de las burgas. Esperemos que vuelvan pronto y poder explorar, de nuevo, las discordias, amarguras y desalientos humanos que esta banda sabe enmarcar de manera ejemplar con sus músicas.

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