Black Sabbath en Londres
Cuando escribo esto, Black Sabbath habrán pasado a mejor vida en cuanto a directo se refiere (o no). Las declaraciones de Ozzy de seguir en solitario y de Iommi de que se acabaron los tours pero no la banda nos quita el romanticismo de la cita pasada. Para los que acudimos a uno de sus últimos recitales lo hacíamos con la premisa de no encontrar sorpresas en el set list y tampoco invitados de postín (con Bill Ward la situación había empeorado en los últimos meses).
 
El O2 es un edificio moderno que bajo su carpa alberga un centro comercial y el recinto para espectáculos con capacidad para unas 20.000 personas. La invasión de los seguidores que lo llenaron fue progresiva y tranquila, disfrutando de unas pintas de cerveza en los bares cercanos antes de entrar. Haciendo cola pudimos palpar la gran franja de edades que estábamos dispuestos a disfrutar de una noche especial.
La primera sorpresa era que no sabíamos si habría teloneros, y lo que estaba encima del escenario nos confirmaba que sí. Ni más ni menos que los Rival Sons se encargarían de amenizar la espera, abriendo con ese bombazo de “Electric man” para despertar simpatías a los asistentes con ese riff contagioso. La zeppeliana “Secret” encandila más y deja impronta en los oídos. El pero de la actuación es lo poco comunicativo de su cantante Jay Buchanan, como si se le quedase grande el sitio. Todo lo contrario del guitarrista Scott Holiday que estuvo activo en todo momento y llevando el peso total de la corta actuación. Aun así para mi favorita “Pressure and Time” como en “Tied up” la banda está centrada, tanto el bajista Dave Baste como el batería Mike Miley recrean bien lo grabado, teniendo un plus con el acompañamiento en los teclados de Todd Ogren. El sonido en general fue muy bueno, sonando todo muy potente, destacando el poder vocal de Jay. “Fade out”, “Torture” y la que cerró su actuación “Keep on swinging” dieron de sí su paso por las tablas.
 
 
Retirada de backline y telón con el logo de la banda más pesada del planeta. A simple vista nada en el escenario presagia un gran despliegue de efectos, pero la pantalla led del fondo hará bien sus deberes a lo largo del show. Con el inicial video de presentación ya nos deja perplejos, hasta el estallido final y una lluvia que nos lleva a “Black Sabbath”. De aquí en adelante clásicos y no tan clásicos se desarrollarán a lo largo de las casi dos horas de actuación.  “Fairies wear boots” suena más pesada que en su original, como una  brutal y sorprendente “Under the sun/everyday comes and goes” retumba como si fuera stoner actual. Ovaciones ante la primera parada larga y primer saludo de Mr.Ozzy. Cuando surgen “After forever”  e “Into the void” seguidas es como si una apisonadora triturase todo a su paso, y aquí ya te puedes hacer una idea de cómo funciona la banda en ese momento. Iommi sonriente y agradecido en todo momento; Gezze Butler serio y sin contacto con el resto; Ozzy totalmente centrado en cantar, e incluso nervioso ante sus monitores de escucha, haciendo señales a su técnico en todo momento, y nada de correrías ni locuras; Tommy Cufletos toda una maquina tras su kit. Todo sería así durante el show.
 
 
Lo de Ozzy tenía su importancia, ya que leer las letras, cantarlas y entonar siempre fue su problema, y de esta vez hay que darle un sobresaliente. Lo de Butler sí que resultó extraño, apático en todo momento y sin ganas de alentar al personal. Antes de “Snowblind”, Ozzy presenta a la banda y rinde un pequeño homenaje al fallecido teclista de la banda en las giras Geoff Nichols el día anterior. Las sirenas avisan de “War pigs” y un griterío se apodera del recinto, que corea toda la letra, resultando uno de los momentos álgidos del concierto. Quizás por la colocación en el set o porque no es un tema de los más seguidos “Behind the Wall of sleep” pasó algo desapercibida incluso para los más veteranos, aunque fue un jugoso caramelo para los seguidores más acérrimos.
 
Parada larga, y lucimiento de Butler para introducir “N.I.B” que hace corear al respetable ese mítico riff inicial cuando entra un Iommi todo sonriente ante ese recibimiento. Aquí ya tenían al público entregado, y para dar mayor protagonismo a la banda, Ozzy los deja mientras hacen un pequeño y enérgico medley instrumental de “Supernaut/Sabbath Bloody Sabath”, con Cufletos arrasando su kit en la continuación con “Rat salad”, recibiendo una más que merecida ovación; todo un acierto tenerlo, no creo que Bill Ward llegase a este nivel de compenetración. ¿Y qué decir de cuando emerge “Iron Man”? Sonó increíble y aún encima Ozzy se permite agitar a la masa para que les siga con los brazos y coree el estribillo. Griterío al final y gran ovación. Algo embarullado entra “Dirty women” que provoca el único momento malo del show, con Ozzy perdido en su entonación y estribillo, y al que Iommi intentaba ayudarle con miradas de complicidad para tirar para adelante. Y no, no vi ningún pecho femenino al descubierto durante su interpretación!!.
 
No podía faltar mi tema favorito, y es que “Children of the grave” es lo que define un estilo como el heavy. Esta versión en directo es toda una bestialidad, con otra increíble aportación de Cufletos en su kit. Acompañando el tema dejan caer unas bolas de goma color morado oscuro para que el público se divierta, cosa que a mí no me hace mucha ilusión, pues lo vería más lógico para el bis. Remata el tema y despedida antes del encore. Estaba claro que “Paranoid” cerraría el set con todo el público en pie y cantándola como si fuera un karaoke. Con este broche, saludo a los asistentes mientras suena “Zeigeist”  única concesión a su último álbum “13”.
 
En resumen, no ha sido el concierto de mi vida, pero uno que nunca los había visto queda satisfecho y a gusto de lo vivido, pues el nivel dado por la banda ha sido alto.