SONS OF MORPHEUS - (2017)

Será uno de los discos de este año,  hard blues rock stoner, pues tanta nomenclatura es lo que resume lo que va sonar en tus oídos. Lo mejor del disco, que suena de maravilla y que posee canciones redondas. Lo peor, que si no lo llevan de gira con un grupo de mayor relevancia, el mundo del rock perderá otro tren.

Esta su segunda entrega no dejará impasible a nadie en su escucha. “Black knights” abre esta explosión musical con ese riff blues y ese ritmo stoner que cautiva ya en su primera escucha, brillando Manuel Bissing cómo motor principal a la guitarra y voces. Segundo trallazo con “Down”, ese trepidante inicio que se convierte en un tema de rock ácido, un riff contagioso y coreable, acompañando Lukas Kurmann con su bajo ese ritmo hipnótico y haciendo coros; un single en potencia.

Surcan el terreno stoner rock con “Road to nowhere”, otra canción redonda, y van tres, con esos diferentes estadios estilísticos, con el batería Rudy Kink como la pieza principal en este puzzle de ritmos y melodías, y un estribillo pegadizo.

Pisan el acelerador al iniciar “Free soul”, que como dice su título está basado en el soul, con una guitarra limpia y guarra a la par, una sección de improvisación que te trae a unos Cream del siglo XXI pero con mayor profundidad en la batería y unos coros bien trabajados; aquí se hacen acompañar de un hammond.

Se meten por la senda de un rock más actual y temperamental con “Cage”, influencias de stoner y grunge, con una interpretación vocal de Manuel muy sentida, amén de otro buen trabajo en la guitarra, igual que la base rítmica en los diferentes pasajes para crear ese ambiente justo para la canción y no sonar aburrido. De empatada nos regalan otro tema redondo, y es que “Monotone” es una golosina en formato stoner del desierto con esa mezcla de guitarras que transitan entre el brillo nítido y el la oscura distorsión, todo bajo un riff omnipresente y una batería mono rítmica.

Su tema más largo tiene su base en el rock space  básico, si no escucha esa pesadez de riff inicial en “Amanita Muscaria” y esos solos de guitarra con la reverb por encima del siete; coros etéreos, ambiente relajado a la vez que siniestro y sobre todo mucho dejarse llevar por la improvisación.

Luego del viaje ligérsico, nos sorprende con un blues rock de factura hendrixiana “Riding the wave”, rompiendo con todo lo escuchado anteriormente, refrescando aún más su propuesta sonora, y dónde se puede disfrutar de fraseos de wah, riffs clásicos y una base rítmica muy dinámica. Quieren seguir sorprendernos con “The old man”, rock de medio tempo con slide que nos acerca a tierras americanas aunque manteniendo sus señas de identidad, con otra labor vocal gratificante de Manuel, consiguiendo que no decaiga la escucha global del disco; el solo de guitarra final todo un clásico.

Casi llegando al final nos despachan con un blues de gran octanaje, siendo “My everything” todo un homenaje a ese estilo, dónde se cruzan Steve Ray, Winter y demás escuelas, consiguiendo otro momento agradable. La despedida es como regresar al inicio del disco, y es que “The sound of yours” se convierte en otro tema redondo, con ese riff blusero que se entrelaza con la pesadez stoner; destacable los coros y los cambios de ritmo, consiguiendo que se convierta en otro de mis temas favoritos. Más que digno final.

Portada excelente. Falta libreto. Producción muy buena.      

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