WARLUNG 2020

Desde Texas llega este cuarteto que nos deja una gran obra de rock muy retro con pinceladas stoner. Esto ya lo palpas en la inicial “Phantasmagoria”, todo un alarde de rock siniestro con riff arrollador de Philip Benett acompañado a la otra guitarra por el vocalista Geoge Baba, una especie de Ozzy juvenil y Tobias Forge (Ghost), siendo esto un reflejo de su música, rock pesado con melodía y bien acolchado por un hammond mientras destripan riffs.

La segunda entrega es su acertado single “The Scorpion in the sand”, donde comparten voces Baba y Forge, mientras el bajo de Chris Tamez cubre con notas acompañado de su hermano Ethan en la batería, dejando un regusto muy americano en su toque; buenas guitarras dobladas y riff muy clásico, todo ello escuela sabbathica.

“Snake eyes” entra rapidamente y mantiene ese destripar de riffs con buenas formas, con brillantez de las guitarras y en la labor vocal en los puentes, dejando que el tema fluya sin monotonía.

Cambian de registro con “Sun eater”, un tema de candencia lenta, con un bajo de Chris muy marcado, guitarras que desvelan notas y melodías al fondo, voces muy suaves y una estructura cercana al rock sinfónico, con los solos de guitarra que me llevan hasta los dedos de Steve Rothery (Marillion) por su gran musicalidad.

Regresan enérgicos al espacio exterior con “Order of solar temple”, otro ejercicio de Stoner rock clásico con un gran estribillo y unas armonías vocales logradas; las guitarras y sus riffs marcan la pauta, disfrutando de esa magia del rock setentero sin límites, con un final abrasador.

Toca arrollar al ritmo de “Hell on Earth”, rápida y melodiosa a la par, esta vez con la batería de Ethan aportando mayor textura, dejando el contrapeso en las voces dobladas y en el riff machacón; posee un estribillo potente, un bajo intenso y unos solos de guitarras que te arrastrarán hacia Wishbone Ash.

Suenan más gruesos cuando inician “Devil’s game”, pero que se transforma en una canción de tintes épicos setenteros, con una base rítmica dinámica y concisa, acompañando estrofas musicales lisérgicas y una voz de Baba en su mejor interpretación, brillando nuevamente la gran labor en las guitarras; es uno de mis temas preferidos.

El cierre lo hacen con “No man’s land”, para mí su canción más certera y que debería ser single, todo un ejercicio de buen rock, con esa intensidad y pegada de los clásicos, destacando de nuevo la voz de Baba en registros altos, estribillo pegadizo, guitarras más abiertas y base rítmica contundente; gran final.

Portada sugerente. Producción muy buena. Gustará a los amantes del rock retro como Kadavar, Lucifer, Wolfmother o clásicos como Black Sabbath, Moutain…

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