Segunda jornada en tierras asturianas. Día grande del Rock in Town.
 
Al mediodía, en la Antigua Pescadería, la cita era con The Nap, Sex Museum y Soul Jackets. Asuntos de orden personal nos hicieron saltarnos el programa y tener que acercarnos a la capital del Principado. Una lástima…
 
Los bolos por la tarde comenzaban a las siete y para esa hora llevábamos ya merodeando por los alrededores un buen rato antes de que Winchester rompiera el silencio en el parque de las Meanas. Poderoso trío local formado por Pablo Pravia a la batería, Quique García al bajo y la voz y guitarra de Ger Gilsanz.
 
Hard rock setentero a dolor. Contundentes riffs, base rítmica poderosa y buenas voces. Presentaron temas de su segundo larga duración: “Alligator” y repasaron viejas composiciones de sus anteriores trabajos. Dos años hace ya que se dejaron caer por las tierras del Morrazo y el asunto va “in crescendo”. Una pena que la carpa estuviera a medio llenar durante su actuación. Cosa de ser los primeros y ejercer de rompehielos...
 
Con envidiables soltura y rapidez los pipas dejaron el escenario listo, en un “bajar una cañita”, para la siguiente banda: Los DelTonos.
 
Disco nuevo, caras viejas. Clásicos y temas de su reciente “Fuego” en perfecta alternancia, hicieron bailar y cantar a los incondicionales. Sin ningún lugar a duda éste será uno de los discos nacionales del año. ¿Qué decir de los cántabros que no se haya dicho ya? Madurez de un grupo que el menda no se ha cansado de ver durante los treinta años que llevan subidos a los escenarios. Del blues rock de los primeros años, al pop rock, el rock americano o el soul... ellos los lo dan todo y uno lo recibe con las orejas bien abiertas como buen “hombre enfermo” que es. Sin duda volveremos a verlos por tierras gallegas cuando toque presentación.
 
Deltonos
 
Era turno ahora para la primera mujer de la noche: Ana Popovic.
 
Nuestra primera vez y he de reconocer que me resultó fría y distante. Posiblemente no fuera ni el momento ni el lugar adecuado para el encuentro, pero sobre todo creo que los comentarios de la actuación en Vigo, el día anterior, levantaron en mi inconsciente unas expectativas que no se vieron satisfechas. El tempo del evento se truncó, ni para bien ni para mal, cambió.
 
No es usual que tengas al respetable completamente atento en un show durante un festival, pero esta fue una de esas raras ocasiones en que se sentían cautivados por el talento y la presencia en el escenario. Popovic es una de esas personas cuya guitarra es claramente una extensión de su cuerpo a través de la cual puede expresar sus sentimientos y emociones más profundos. Despliegue de virtuosismo a raudales y acompañamiento de lujo: Buthel Burns al bajo, los teclados de Eric Robert y Cedric Goodman a la batería para la presentación de su último disco “Like it on top” producido en Nashville por Keb Mo. Trabajo en el que la autora revindica el papel de la mujer en los nuevos tiempos: “La mayoría de las mujeres deben trabajar más duro que los hombres para demostrar su valía y deben hacer frente a un sentimiento de presión constante para nunca cometer un error y ser perfectas. Creo que las mujeres ya no solo tienen el derecho de ganarse la vida y de cuidarse a sí mismas y a sus familias, ha llegado el momento de convertirse en los líderes destacados del mañana. ¡Señoras de la oficina, de los negocios, de la política y de la guitarra eléctrica!” .
 
Acababa la actuación de la balcánica y se subía al escenario posiblemente la mejor voz del panorama nacional: el señor Carlos Tarque.
 
¡Uff! ¡Qué malos son los prejuicios!. Sobre todo cuando una de las bandas que más has admirado en los noventa se vuelve un producto no apto para el consumo de la “cofradía de la santo rockerío”. La última vez que los vi en directo fue en el Azkena 2013, me limité a atisbarlos desde la lejanía agarrado a una cerveza recordando momentos mejores. Pero “Os tempos son chegados...”. Carlos ha dado un golpe en la mesa con: “Tarque”, su disco en solitario con el que vuelve a la raíz, vuelve al origen, vuelve a lo “poco hecho”, a lo crudo.
 
Salió dispuesto a demostrar el animal de escenario que lleva dentro, y lo dio todo y más. Diez en actitud y aptitud, para él y para su banda: Carlos Raya, Coki Jiménez y “Chapo” González. ¡Cómo lo echábamos de menos!
 
Tarque
 
Le tocaba el turno a los recién aterrizados de México: Ilegales.
 
A esta hora el reciento presentaba la asistencia más nutrida de la noche. Vieja y nueva savia “ilegal”. Jugar en casa ayuda y sobre todo si cuentas con un frontman como el señor Jorge Martínez: “A veces me peleo conmigo mismo y en ocasiones pierdo”. Frases lapidarias, base rítmica potente y guitarras poderosas y cristalinas; receta de una banda imperecedera con temas combativos y eternos.
 
Me he sentido muy mal en muchas ocasiones, porque tocar como yo toco produce un desgaste emocional muy serio, es muy duro porque las canciones son pura verdad y eso te mata. Todos los días que tocas mueres un poco”. Pues quien pillara los 63 tacos que arrastra este “cadáver”, ¡menuda energía!.
 
El concierto se incluye en la “Rebelión Tour” en la que se presenta su último larga duración. Temas que no por nuevos eran desconocidos para el público. Me sorprendió gratamente que algunas de sus últimas canciones como: “No tanta, tonto” o “Mundo carapijo” fueran festejadas y coreadas por la gente en Avilés. Se revisaron muchos clásicos: “Enamorados de Varsovia”, “Revuelta juvenil en Mongolia”, “Bestia Bestia”,… que suenan ahora mejor que nunca con el regreso a la banda de Willy Vijander. En la batería Jaime Belaustegi y a los teclados y guitarra rítmica Mike Vergara.
 
Ilegales
 
Eran ya las dos de la mañana y sonaba Nikki Hill. De ella se ha escrito en el Minneapolis Star Tribune: "Si Tina Turner y el Little Richard tuvieran una hija y la criaran con la ayuda de los tíos James Brown y Chuck Berry, sería como Nikki Hill".
 
A pesar de lo intempestiva de la hora y llevar una eternidad de pie entre actuaciones y cambios de instrumentos, la de Carolina del Norte supo ganarse el jornal con el sudor de su frente y con su sobrada voz. Una mezcla entre Etta James y Wanda Jackson. Unas veces todo seducción y otras una dulce amenaza, el asunto es que no deja a nadie indiferente. El que no conocía a Nikki, esta noche se enamoró de ella para siempre como ya nos pasó a otros con anterioridad.
 
¿Y la banda? Su esposo Matt Hill a la guitarra, Nick Gaitan al bajo y Marty Dodson en la percusión. Engranaje funcionando a las mil maravillas que se complementa a la perfección con la cantante. Mención especial para la otra chica de la banda: Laura Chavez. Curtida en las bandas de Candye Kane y Casey Hensley, la guitarrista californiana ha sido portada del Guitar Player y elegida como una de las mejores 50 guitarristas de la historia. Un prodigio de las seis cuerdas claramente influenciada por el sr. Steve Ray Vaughan. Todo un espectáculo. El fin de fiesta ideal para una gran jornada de rock.
 
El domingo hacía rato que había comenzado y, cansados pero satisfechos, nos fuimos para el hotel. Quedaba aún mucho domingo por delante, pero eso queda para una tercera y última entrega ...
 
Puedes leer nuestra crónica de las otras dos jornadas del Festival en los siguientes enlaces:
 

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Nikki Hill