Poco después de su cumpleaños (23 de Febrero), se nos anunciaba la despedida de los escenarios del artista y sus fieles acompañantes Rafa y Mariano tal como lo veníamos disfrutando los últimos 30 años. Y es que el de Carabanchel quiere reposar más su cuerpo por Burgos y su barrio que por el resto del país, y por supuesto que merecido lo tiene.
 
No me voy poner melancólico ya que espero disfrutarlo en A Coruña en diciembre de este año, pero sí aprovechar para rendirle mi pequeño homenaje; y es que si hay un artista en esta piel de toro que tiene todo mi respeto por su profesionalidad, saber estar, tener los pies en la tierra y ser consecuente con su trabajo, ese es Rosendo. Fruto de ser consecuente con su trabajo, aun despidiéndose, tocó temas de sus últimas obras para reafirmar nuevamente que sigue creyendo en lo que hace y en como lo hace.
 
Nadie puede reprochar que inicie su set con “Aguanta el tipo” y “Por meter entre mis cosas la nariz” y desatar los primeros aplausos. El buen sonido acompaña, y si sigues con “Cada día”, pues ya tienes a un buen puñado de gente entonada en una agradable noche de Junio, y miércoles!! De su penúltima obra arrecia con “Muela la muela”, muy compacta, con un Rafa que no para de pasear por el escenario, sin prisa y con pequeñas pausas.
 
Los que llenábamos el recinto acumulábamos muchas edades y sentimientos, pues ya sabemos que Rosendo es multi generacional y multi emocional, por ello no es de extrañar al sonar “Cosita” los de mediana edad se agitaran más de lo normal. Rosendo mantiene el tipo con su voz, pero mejor con la guitarra, ya sea recitando “El botillo y la pringá” o una aclamada y coreada “Deja que les diga que no!” con un solo más que mejorado de la original. Y es que en los últimos años mi percepción ha sido que se ha vuelto mucho más resuelto con su instrumento. La batería de Mariano abre la ya mítica versión de “No dudaría”, cantada por todos los allí presentes. Aquí entramos en la parte del concierto que menos agrada a los que se perdieron a principios de este siglo, pues aunque una fuerte “Cuando”, una trepidante “Cúrame de espantos” y una chulesca “No son gigantes” sonaron de vicio, la respuesta fue menor en general.
 
 
Secado el sudor, ese blues carabanchalero “Mala vida” pone a todas las gargantas a funcionar de nuevo, con un solo de guitarra muy logrado. Todo se viene arriba con la clásica “…y dale!”, y aquí ya no hay barreras generacionales. Vamos con otro cuarto de lo último, “Soy” es lo más reciente del maestro y se nota su crudeza en el directo. Puede que “Amaina tempestad” amaine los ánimos de algunos, pero suena potente antes de que llegue la enérgica “Vergüenza torera”, muy correosa y donde se vuelven ver los brazos levantados al son de miente. Y de aquí para delante todo se vuelve de color, y es que según “El tren” suena por la P.A. ya nada será igual. “Flojos de pantalón” y “Masculino singular” no da tregua a las gargantas mientras Rafa sonríe a las primeras filas y el ‘jefe’ comparte miradas cómplices.
 
Cuando suena “Pan de Higo” ya está todo en la saca, y somos sabedores que esto se va acabar en cualquier momento, pero mientras hay que disfrutarlo. Inevitable “Navegando”, con las primeras filas agitadas y las segundas filas más que motivadas, agitando melenas y cuellos. Se despiden, aplausos y silbidos, tiene que haber más. Suenan los sintetizadores y “Agradecido” eclosiona para tod@s, observando que los de las tablas se entretienen y los de abajo enloquecen, siendo la imagen perfecta de lo que es el rock en directo. El final es el himno de una generación que ha pasado a las siguientes, “Maneras de vivir”, y que simplemente fue el colofón deseado por todos los congregados. Gracias Rosendo por todo lo dado a la música de este país. Gracias a Rafa y Mariano por acompañarlo en estos 30 años, no creo que sería igual de grande sin vosotros.
 
P.D.: Me dejo para el final lo peor de todo. Pésima y vergonzosa organización del concierto. Más de la mitad de la gente no pudimos entrar hasta casi el inicio del concierto de Rosendo, perdiéndonos la actuación de Mitocondrias. Además de contar con una sola barra donde poder consumir, mal situada y originando colas. ¡Más vergüenza torera!
 
Mitocondrias