Siempre he defendido que el rock,n,roll no debería de perder nunca su primigenio carácter festivo. Por encima de virtuosos tecnicismos instrumentales o soflamas políticas, creo que ya es suficiente con que mantenga en el oyente su poder de entretenimiento y evasión. Por eso, grupos como The Nude Party me resultan tan importantes. Porque van directos al grano; hacen de lo sencillo algo muy efectivo y no es poca cosa.

Los de Boone (Carolina del Norte), han regresado con el que es su tercer Lp y que está a la altura – si no lo supera – de su primera referencia discográfica de título homónimo, editada en el año 2018. Se titula “Rides On” y salió a la luz bajo el amparo del siempre fiable sello discográfico New West Records.

Aquí vuelven a desplegar su rock,n,roll de producción pop, trufado de blues – esa armónica y esa guitarra de técnica deslizante - y psicodelia – eses apuntes de órgano lisérgico y guitarra “fuzz” – con arreglos muy comedidos, en los que nos encontramos también con piano eléctrico e incluso unas castañuelas,. Canciones muy asequibles, inmediatas y optimistas, en las que tampoco faltan las armonías vocales “sha la las” o “pa pa pas”, en un disco que se escucha del tirón. Algo así como mascar chicle en el que se fusiona el sabor dulce y ácido.

Si nos atenemos a las referencias, pues por supuesto que las hay y de las buenas. El espíritu del penúltimo disco de los The Black Lips (“In A World That's Falling Apart”/2020) sobrevuela temas de corte más acústico y relajados como “Midnight On Lafayette Park” - con esa sensual cadencia que invita a echarse un sueñecito en la hamaca después de la última copa y el ultimo purito - “Polly Anne” o “Tree Of Love, que puede recordar al Dylan de mediados de los 60s, cuando decidió electrificar su sonido. Hay detalles de la “Merseybeat” británica en “Hey Monet” - con breve pero incendiario solo de guitarra final – o de Lou Reed en el tema que le da título al disco.

La psicodelia más descarada la tenemos presente en cortes como “Somebody Tryin' To Hoodoo Me” o en “Staley Prison Cell”, mientras que los estribillos infalibles se dan cita en “Tell Em” y la pieza final, “Red Rocket Ride”, con un breve y cálido fraseo de armónica, que puede recordar a los añorados Beachwood Sparks.

Desde luego si las fiestas desnudas de estos muchachos siguen así, pueden contar conmigo.

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