Desde mi tierra, Ourense, llega lo que es el primer larga duración de este inquieto músico gallego. Rock con tintes progresivos y casi todo instrumental, donde priman mucho las atmósferas.
Con la intro “Navegar por ningures (I)” nos satura su guitarra para evocar junto a las olas una sensación de soledad.
Con un pequeño tic tac muy familiar arranca su single de presentación “When time comes”, con Leonel Silva a la voz, con un timbre de voz agradable, mezcla de Dickinson y Cornell; la canción es un medio tiempo con arreglos de cuerda, acústicas joviales y una aurea muy del neo prog europeo, con buen trabajo de Fernando Jaramillo a la batería, dejando capas de guitarra tenues pero efectivas.
Nos transporta a unas sonoridades bucólicas la increíble “Rosa no es un color”, todo un disfrute instrumental para los amantes del prog británico de los setenta y el actual, con esa entrada cristalina de guitarra envuelta en mellotrón, con buenos cambios de intensidad, grandes melodías de guitarra y una excelente labor de Jaramillo; de lo mejor del disco.
Nos cambia de registro con “Sin falta”, una fusión de funk y prog con protagonismo de los sintetizadores y el bajo, buscando esa complejidad estructural con la ayuda de Jaramillo en las baquetas, deslizándose por momentos en el terreno de los Van Der Graaf Generator o IQ.
“Believe” se abre con un complejo pero efectivo riff de bajo y guitarra, con la voz de Leonel Silva más versátil y grandilocuente, dando como resultado una canción más hard rock de influencia Purple o Heep; el uso del mellotrón le da mayor profundidad y oscuridad a la vez.
Su tema de avance, “Ribeira Sacra”, hace presencia con ese aire folk y melancólico que la convierte en otra de sus mejores composiciones; buenas guitarras y potente batería, siendo un alarde de buen gusto y ejecución. Su tema más largo, “Ansi”, es un compendio de múltiples influencias musicales, siendo un tema pausado, su inicio cándido es muy de los setenta, que da paso a una guitarra más de los ochenta por su textura y sonoridad; enfilando a su final la atmósfera se convierte en Wilsoniana.
Llega el que para mí es su tema con más personalidad, “Último ciclo”, una canción con mucha fuerza, destilando prog rock a raudales, desde su inicio con ese arreglo de guitarra y teclado tan emotivo, hasta que aparece la batería de Jaramillo y se transforma en ciclos de intensidad tanto por el bajo como por las guitarras, que oscilan hasta ese teclado sesentero acompañado por ese groove sublime y que acaba con otro ejercicio de guitarra bello; lo mejor del disco.
Recién acabas de aterrizar y el sintetizador te avisa de que llegan “Nueve ondas” para darte otro revolcón sonoro, muy en la línea de las primeras obras de Porcupine Tree; exultante trabajo de guitarra, con una base rítmica endiablada y contundente, dejándote el paladar auditivo trastocado.
El cierre lo hace como al principio, “Navegar por ningures”, pero esta vez desarrollando la canción completamente, ampliando su espectro sonoro con arpegios de guitarra sobre teclados suaves, dejando que esta coda sea un mar de sensaciones sonoras sin sobresaltos técnicos.
Como bonus track encontraremos la bella “Psyco lights”, una especie de jam instrumental entre Neil Young y Camel, que se disfruta mucho por los licks de guitarra muy Gilmour de Coché.
Portada y producción muy buena. Austin Deptula mezcló la grabación muy acertadamente. Edición en vinilo por encargo en Diggers Factory. Encantará a los fans del neo progs como a los clásicos de siempre: desde Van Der Graaf Generator y Camel, pasando por IQ, hasta Steven Wilson, The Pineapple Thief o Aisles.