Haber sobrevivido a los anodinos veranos pandémicos nos hacía prever que el presente vendría con unas perspectivas esplendorosas. Eventos gastromusicales, fiestas patronales, festivales multitudinarios, año jubilar, aniversarios varios... Todo hacía presagiar unos meses rebosantes de actividades musicales.
La economía, los achaques de la edad y los gustos personales completaron un calendario con bolos intensos y disfrutones de los cuales paso a dejar breve constancia en estos apuntes.
JUNIO
Empezó la cosa en casa en el Café Cultural Auriense (miércoles 8). Continuó con desplazamiento a la SalaSon ( Cangas do Morrazo) para repetir, al día siguiente, con una banda americana referente del nuevo southernrock Robert Jon & the Wreck. Los de Orange County volvían de gira con la incorporación a sus filas de un bajo Warren Murrel y un guitarra Henry James, que tenía la muy difícil tarea de hacernos olvidar al antiguo guitarrista Kristopher Butcher ahora embarcado en nuevos proyectos. Ambos músicos superaron la prueba con éxito. La reseña del bolo de Ourense podéis encontrarla en esta misma sección de la mano de Ninfema.
Si ambas noches fueron un fiestón, la de Cangas alcazó dimensiones épicas. Primero por esa especialísima simbiosis público-banda que suele darse en la sala pontevedresa y segundo, por la vuelta a la mesa de sonido del añorado Henry haciendo que a la sala volviera la potencia y claridad que tanto echábamos en falta. Después de disfrutar a los Wreck siempre nos asalta la duda: ¿volverán a dejarse caer por las pequeñas salas o habrá que irse a Madrid para volver a tenerlos delante?
El fin de semana del diez y el once se desarrolló la Custom Party Chicken Run en Lugo. Amigos, motos y rock and roll en un evento que llevó a tierras lucenses a gente de todo el país. El viernes con los grupos Greasy Belly y los Rockers y Fredy y el sábado con Jolly Joker, The Electric Alley y Los Brazos. Fue el segundo de los días cuando pude acercarme hasta el evento.
Llegué justo a tiempo para ver subir al escenario a los The Electric Alley que no defraudaron a quienes teníamos el placer de haberlos disfrutado antes y sorprendieron muy gratamente a los nuevos feligreses de la iglesia “electricalliana”. Calidad a raudales la que les sobra a estos gaditanos tanto a la hora de componer sus temas como a la hora de exponerlos ante el respetable.
Luego se subieron al tablao Los Brazos, el power trío bilbotarra, para ofrecer esa sobredosis de energía que siempre dan. Ese plus que hace que el espectador siempre salga satisfecho de sus conciertos con la batería recargada para toda la semana. Nos presentaron su último disco “Universal” acompañado de temas viejos y versiones. Cierre de fiesta por todo lo alto con despliegue de la policía municipal a la misma entrada del recinto incluido.
“Al Azkena se va y punto” reza una popular muletilla que circula entre los parroquianos adictos al festival. Por supuesto a la presente edición (20th aniversario) no se podía faltar y más después de dos años de parón. Durante tres días (16,17 y 18) más de cuarenta bandas de todo pelaje y condición en una ciudad rebosante de viejos camaradas ansiosos por volverse a encontrar. Este año bajo una ola de calor histórica en la ciudad de Vitoria. Los conciertos mañaneros en la plaza de la Virgen Blanca, dadas las altísimas temperaturas al mediodía, no fueron para cobardes por eso tocó ausentarme. Centrémonos en lo vivido...
La jornada del jueves tuvo como protagonistas a los Hiss Golden Messengers, banda de Carolina del Norte con una decena de discos a la espalda, liderada por MC Taylor. Reinventan y reinterpretan sus clásicos en directo al estilo de la jam bands americanas. Sólida ternura y medios tiempos alargados mostrando influencias de diferentes estilos musicales sin mostrar el más mínimo complejo.
Me impactó el bolo que bajo el suplicio del inhumano horno en el que se transformó el Trashville (carpa para pequeños conciertos más garajeros dentro del recinto del Azkena), nos regaló el eterno e indestructible “hombre de goma” Micky y los Colosos del Ritmo. A sus 78 años dio un recital de saber estar, pundonor y entrega, arropado por una gran banda. Rhythm & blues y diversión intergeneracional a raudales.
Otras bandas a destacar del primer día los americanos Dirty Honey y los británicos The Toy Dolls para mi gusto muy por encima de los Offspring.
El viernes me traía de vuelta a una de mis bandas americanas favoritas los Drive by Truckers. Acudí primero al escenario principal en donde se rememoraba a los finiquitados Alice In Chain. Sólo pude quedarme a disfrutar de las primeras cinco canciones con las que Jerry Cantrell me transportó a los felices noventa, pues me apremiaba el coger buena posición para ver a la banda de Georgia. Decidí abandonar e irme bajo los acordes de “Down in a Hole”.
Los Truckers ofrecieron un bolo con problemas técnicos en la primera parte (¡Llegaron a quedarse sin sonido!), pero éstos sirvieron de acicate para una segunda parte del show con Patterson Hood y Mike Cooley crecidos, divirtiéndose y haciendo que el público se lo pasara en grande. Un incidente que se volvió aliciente. Se cerró la fiesta con la santísima trinidad: “Let There Be Rock”, “Marry Me” y “Angels and Fuselage”. Sobresalientes.
Llegó la hora de los Social Distortion en el escenario principal. La banda de Orange County con su tradicional solidez y su gran pegada lució como era de esperar bajo la solvencia del amado líder Mike Ness embozado tras un pañuelo. Electricidad contagiosa y mala baba a raudales. Nos hicieron felices a todos en esta su segunda visita al Azkena.
Cerraron la noche Los Ilegales con problemas de sonido al comienzo del show y relegados a un escenario secundario de menor rango del que le correspondería por celebrar el cuarenta aniversario de la publicación de su primer disco. Himnos generacionales coreados por los incondicionales. Jorge y Willie no defraudan nunca.
Se cerraba la edición con un sábado bajo el yugo matriarcal de tres de las más grandes damas de la música popular: Emmylou Harris, Patti Smith y Suzi Quatro.
Previamente, nos conformamos con un par de temas de Israel Nash y luego nos fuimos a procurar buen sitio para poder ver de cerca a la “soprano folk que canta country”: la leyenda. La Harris apenas dejó que se luciera la extraordinaria banda que la arropaba, ni en lo instrumental ni en lo vocal. Su celestial voz para mi gusto estuvo excesivamente potenciada, muy por encima de los instrumentos. El apogeo se alcanzó con un tema a capella interpretado de forma sublime por los músicos y la cantante. Show resultón demasiado breve. Me supo a poco.
A continuación y sin tiempo para buscarme un buen sitio en las primeras filas arrancó Patti Smith en las campas de Mendizorroza. Ella fue la gran triunfadora de la noche. Llevó al éxtasis al respetable interpretando los esperados clásicos que le han dado fama. Entregada y reivindicativa. Acabó cantando a dúo con la Harris: “People Have The Power”. Al contrario que su predecesora permitió que la banda se explayara a gusto mientras ella se tomaba un respiro: “Helter Skelter” y “Wanna Be Your Dog”.
La tercera en discordia, Suzi, ofreció un espectáculo en el que lo visual sobrepasaba en exceso a lo musical. No lo hubiera necesitado. Éxitos de ayer, de hoy y de siempre. Gran verbena. Sin acabar Suzi Quatro me acerqué hasta el escenario donde Daniel Romano actuaba. ¡Oh, sorpresa! Resultó para mi gusto la gran revelación de la edición. El gran tapado. Conocía su excelsa faceta creadora, pero nunca lo había disfrutado en directo, arrollador. Cerca de una hora de concierto a velocidad de vértigo que no dejó indiferente a ninguno de los presentes. Si tienes ocasión no desperdicies la oportunidad de verlo en una sala. Acabó el día y el festival de la mano de un Michael Monroe inconmensurable. Colofón de glam rock y “macarrismo ilustrado” como algún crítico lo definió. El vocalista de los extintos Hanoi Rock dándolo TODO, acompañado entre otros por Steve Conte y Sami Yaffa (ambos ex New York Dolls). Sobresaliente en actitud. Traca final de una edición que superó con creces las expectativas fijadas previamente.
Julio estaba al caer...