Y quiso el sábado presentarse con lluvia en las manos para recibir la tercera jornada del Outono Codax Festival en Santiago. Y sí, digo bien, tercera: la segunda fue el día anterior, en el pub Riquela, con Luke Winslow King, concierto en el que CanedoRock no pudo estar por motivos de logística mas por buena fuente sabemos que tuvo una gran acogida y que se pudo disfrutar de un pedazo de bolo del americano que repetía en el Outono por insistencia y persistencia de los más adictos al ciclo. Pero vamos a lo que nos ocupa relatar ya que no hay mejor lugar para esperar a que escampe que una Sala Capitol con paraguas de sonido en directo.
 
Noche con claro acento de mujer. El primer plato tendría sabor y denominación de origen gallega: Marem Ladson. Ourensana de nacimiento, americana por herencia y adolescencia, esta joven, de tan solo 19 añitos, prácticamente acaba de surgir en la escena musical. Y es que está viviendo un sueño que se siembra en su niñez, cuando cae en sus manos una guitarra, que va tomando forma cuando descubre a su venerado Bob Dylan y que se materializa fulminantemente durante estos dos últimos años tras ganar, teniendo tan solo un tema grabado, el concurso de bandas emergentes del Dcode. Este hecho sería el detonante de la grabación de un álbum, de ser telonera de Dirty Ray o Alondra Bentley y del arranque de una gira de conciertos que va dejando buenas sensaciones en la prensa especializada del género. En definitiva, llegar y besar el santo.
 
Ungida en la timidez, Marem acaricia el escenario con la humildad que despide una voz que se sincera, sin levantar la voz, a las primeras de cambio afirmando que nunca había actuado ante tanta gente en su tierra. Buena entrada, la verdad, como en casi todas las citas de este festival, que ya es un imprescindible en la capital, pero con la peculiaridad de que lo normal en esta ciudad es que la gente se vaya de tapas cuando toca el telonero y en esta ocasión parecía querer arroparlo.
 
Marem Ladson
 
El estilo de Marem podría definirse como un pop intimista y joven que bebe de influencias del folk americano. Si uno escucha el disco con detenimiento, descubre arreglos interesantes que conducen los temas hacia otros estilos más frescos y alejados de lo que marca la tendencia habitual. Sin embargo, en esta ocasión Marem aparecía en formato trío: guitarra, bajo y batería otorgando todo el peso musical a una voz y unas letras que hablan de problemas de la vida cotidiana como si ella estuviese compartiendo algunas páginas de su diario. Esta puesta en escena, desnuda de todo artificio, revela una valentía aplaudible que se apoya en la belleza de lo sencillo y que todo amante de la música de cantautor encontrará acogedora en su nostalgia.
 
Eso sí, es importante tener muy presente y subrayar que estamos hablando de una carrera musical que acaba de empezar, de un proyecto de futuro al que hay que dar siempre un voto de confianza para que encuentre su camino, su estilo propio y su madurez para que, en definitiva, pueda florecer hasta convertirse en algo que aporte nuevos rumbos al panorama musical de Galicia y abra miras a una industria del pop acostumbrada a dictar la producción en serie para disgusto de los más rebeldes. Mucha suerte en tu viaje, Marem.
 
Plato fuerte de la noche: Marta Ren & Groovelvets. Portugal es una nación en la que la música en directo se vive con una intensidad fuera de lo habitual, al menos ese es el recuerdo que me queda de todos y cada uno de los conciertos a los que he asistido en el país vecino. No obstante, el soul no es un género que tenga un tirón reseñable allí por lo que, dadas las referencias que definían a la cantante, cobraba especial interés comprobar de qué pasta estaban hechos estos lusos.
 
 
Stop Look Listen es el álbum debut de esta banda o, más concretamente, el inicio en solitario de la carrera de Marta Ren. Un disco grabado en directo (entendido este concepto como "todos a la vez en el estudio") y enteramente con medios analógicos haciendo un transparente alegato a una vieja escuela que nunca deberíamos perder de vista. Aunque su idea es la evidencia del funk y el soul más clásicos, lo cierto es que en el concierto pudimos ver un desarrollo más complejo y actual de esta mezcla de estilos, acompañado de una actitud impecable por parte de todos y cada uno de los integrantes de la formación. Y es que, siempre lo decimos, la música en vivo tiene por axioma hacer honor a su propio nombre: transmitir y enganchar al espectador; la máxima del artista es "dar envidia", "venderse" y demostrar que siente, comprende y disfruta más lo que presenta que cualquiera de los que han pagado la entrada. Y eso, Marta Ren & Groovelvets, lo clavaron. 
 
Desde el minuto uno salieron a comerse las tablas descargando uno tras otro los temas del disco, y alguna que otra versión extra, con continuos gestos de complicidad entre los músicos que ayudaban al personal a entender de qué iba la historia, quién y qué era protagonista en cada momento y, en suma, a sentirse parte de una auténtica fiesta de las mejores notas de los sesenta intercalando sonidos a lo Aretha Franklin o James Brown (Don't Look) con baladas llenas de sensualidad y sentimiento (So Long o Smiling Faces) y temas de ritmo más potente como 2 Kinds Of Men o I Wanna Go Back. Así es imposible no engancharse de lleno a la rueda.
 
 
La voz de Marta es una constante búsqueda de los límites del registro, un modo de enfrentarse al micrófono del que sólo pueden hacer uso aquellos que saben muy bien lo que hacen y dónde se encuentran tanto sus puntos fuertes como los débiles. Por encima de todo, Marta es Dueña y Señora, en cada instante, de la sala viviendo cada segundo que interpreta de un modo tal que arranca aplausos, sensaciones y emociones hasta del que no tiene en mente soltar su consumición.
 
Sin lugar a dudas, el termómetro y la intensidad no dejan de subir a lo largo del repertorio. De eso tienen buena parte de culpa los Groovelvets: soberbia técnica y ejecución tanto del batería como del guitarrista; desparpajo, potencia y ganas de juerga las que desbordan bajista y percusionista; y, claro, alguien tiene que crear la atmósfera adecuada en cada tema, poner la mano sobre el hombro de Marta y encargarse de que ningún compás suene vacío al oido más exigente: trombón, saxo y teclados cierran filas en esta faceta.
 
Así es que un lujo de formación que se encargó, con buenas artes, de dejar bien alto y claro que la esencia del soul y del funk más clásicos sigue estando muy pero que muy viva: "todo arde si se aplica la chispa adecuada".
 
¡Nos vemos, este próximo sábado 24 de noviembre, en la próxima cita del Outono!