En el año 2015 - y antes de rebautizarse como Chamaquito Pistolas Y Las Balas Perdidas - el cantautor ribeirense Nando Pérez y su banda, registraban bajo la inadecuada marca de O Ollomol, su segunda referencia discográfica y primer larga duración, titulado “Deep Galician: Da Fin Do Mundo Á Galicia Profunda”.

Y decimos inadecuada, porque bajo este nombre tan ambiguo, uno espera encontrarse cualquier cosa, menos un tratado del mejor rock,n,roll tradicional de influencias norteamericanas. Por encima de todo, en esta esquina, valoramos siempre la composición de las canciones y la producción de las mismas, pero si aún por encima existe un diseño estético interesante en cuanto a formato que nos permita vislumbrar mejor a lo que nos enfrentamos, lo agradecemos.

Son muchos los trabajos discográficos que salen publicados a diario en todo el mundo, y la primera referencia que tenemos de ellos antes de seleccionarlos y escucharlos, es su continente, antes que su contenido; por eso, un diseño atractivo, un nombre y un título que nos sirvan de reclamo, son claves a la hora de hacer una criba y de enfrentarse a una obra musical. Y aquí también quiero destacar la labor de Pepe Hombre, a la hora de diseñar esas dos portadas, en principio, tan coloristas, antagónicas e imaginativas.

Este es el primer larga duración del grupo, que resulta ser una continuación natural después de aquel inicial Ep de cinco canciones que el grupo editó en el año 2013, de título homónimo y al igual que este, autoeditado.

Tomás Ageitos, en su Estudio A Ponte, consiguió mantener el sonido orgánico - lejos de artificios impostados - que la banda transmitía en sus directos, mientras que el Doutor Chou, consiguió una masterización en el que las diferentes sonoridades de los instrumentos, no se “solapan” entre ellas.

Doce canciones en un doble disco, que según Nando Pérez (compositor, vocalista y multi-instrumentista) están dispuestas de la siguiente manera, para intentar separar así un disco más “oscuro y bohemio” (Da Fin Do Mundo…) de otro más “luminoso y trepidante” (…Á Galicia Profunda).

Sinceramente, escuchando ambos discos, tampoco apreciamos tantas diferencias. Abundan los medios tiempos, alguna que otra emotiva balada y esos ritmos “de locomotora” que nos confirman de la importancia que tiene la base rítmica de bajo (Carlos Mariño) y batería (Chin Blanco) a la hora de configurar un estilo musical en el que el banjo y la steel guitar, no son imprescindibles para tocar country-rock (ahí tenemos ejemplos como “Muñeca De Cera”, “Saco Roto” o “Llegar A Tiempo”).

Por encima de individualidades, lo mejor que se puede decir de este cancionero, es la labor que todos los músicos desempeñaron para arreglar unos temas que bajo la siempre inquieta mente de Nando Pérez, nacieron “redondos”.

Juancho Pérez realiza un gran trabajo como guitarrista, demostrando todo el blues que atesora, mientras Miguel Hermo, adorna y embellece todavía más las canciones, con el teclado y el piano de cola con las que fueron grabadas, otorgándoles incluso un toque pop.

Los que conocemos bien al autor de estos temas, sabemos cuáles son sus referencias musicales y creemos que han sido perfectamente plasmadas en esta obra: Andrés Calamaro, Nacho Vegas, Bunbury, The Rolling Stones, Burning, La Frontera o incluso Miles Davis, entre otros, dejan ver su espíritu en los cortes de cada tema.

En unas letras siempre crípticas y a la vez ocurrentes, destaca el primer “sencillo”, que es “El Conflicto” (la alarma suena, advirtiéndonos de la estafa socio-política en la que nos encontrábamos en aquel momento). “Mr Jack” es la canción más “stoniana” y vacilona del disco, con unas guitarras bien gamberras, mientras que “La Ley De La Rueda” es el tema más diferente de todos, por ser una pieza mutante, que empieza de una manera completamente diferente de cómo finaliza, acercándose incluso al rock alternativo de los 80s o 90s. Tenemos también uno de esos blues de manual, como es “Run, Child, Run”, que parece trasladarnos a algún garito del viejo New Orleans o “Canción Del Tío Andrés”, un rock en el que nos encontramos con una línea guitarrística ska y un pasaje de enternecedores coros pop. Pero por encima de todas, la joya de la corona, es un memorable y emocionante vals que va creciendo en intensidad y que se titula “El Vals De Los Desesperados”, en el que incluso utilizan un theremin, que dicho sea de paso, no resulta muy apropiado para esta pieza. “Yo Y Mis Actos” es uno de esos temas que van ganando con las sucesivas escuchas, mientras que “Por Una Causa”, mantiene ese espíritu folk-rock, con unos arpegios de Juancho (sobre todo en directo) que recuerdan ligeramente al sonido cristalino de las guitarras Rickenbacker.

Ya sin Miguel Hermo al teclado, David Ageitos (ese primo lejano de Johnny Cash) lo sustituyó a la guitarra, aportando un sonido más rugoso, grave y fronterizo (y sí…en algunos casos con notas más sostenidas y resonantes, gracias a la caja hueca de su guitarra eléctrica) en contraposición al sonido de la guitarra de Juancho, más limpio, agudo y afilado, algo que también dio mucho juego en los directos posteriores que presenciamos.

En el año 2018, grabarían su tercer trabajo discográfico; un mini-lp titulado “Humano”, en la que se nota la influencia que la ciudad de Madrid ejerció sobre Nando Pérez cuando se trasladó allí. Un trabajo más adulto y tal vez más intimista, que supuso el finiquito de su etapa con Las Balas Perdidas.

Sabemos que desde hace tiempo, Chamaquito Pistolas, está en pleno proceso de creación y cuando su nuevo hijo vea la luz, daremos buena cuenta de ello.

Mientras tanto, seguiremos “haciendo el amor con los recuerdos”, escuchando este disco, al que tanto cariño tenemos.

Abajo, un directo en la antigua A Pousada Das Ánimas de Boiro, interpretando la canción, "Llegar A Tiempo".

Más información:

https://www.facebook.com/chamaquitopistolas

https://chamaquitopistolas.bandcamp.com/album/deep-galician-da-fin-do-mundo-galicia-profunda-disco-a

 

 

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