PAT REILLY

A los amantes de la guitarra instrumental este disco les va a cautivar por su belleza y técnica, y es que este norteamericano ha logrado conjugar en nueve canciones una paleta de sonidos muy familiares y técnicamente ecléticos. Su apertura con la rápida y melódica “Between two worlds” atrapa desde su inicio, con uso de la palanca en fraseos que le dan mayor dinamismo, armonías subliminales que acompañan a esa batería indomable y un gusto excelente en la ejecución.

Le sigue la lenta y bella “Emergence”, muy en la línea de Andy Timmons, con sonoridades complacientes, dejando espacio al piano y a una batería de Mike Marrone envolvente, haciendo de ese crescendo un oleaje de buenas sensaciones; una de sus mejores composiciones.

Lo que le sigue es un tsunami de guitarras aceradas, pues “Bleeding life” rescata esos riffs de finales de los ochenta y esa locura de recorrer el mástil, a la vez que inserta bendings en momentos de gran dinamismo, demostrando su gran técnica. “The sleepless” es una pequeña composición orquestal melancólica que sirve de intro para “Dracarys”, un tema que te recordará mucho al Marty Friedman más new age, con ese inicio casi operístico que desemboca en una sección de melodía y técnica que te atrapa según la sigues, arrastrándote con la enérgica batería por pasajes llenos de bendings y certeras notas melodiosas; otro de sus temas más logrados.

Para “Winter sunrise” cuenta con Michael Marrone en la batería (Awaken) y Anthony Q Quiles en la voz, en un medio tiempo pesado que posee una gran carga de emotividad, buscando la complicidad entre la gran labor vocal y unas guitarras al servicio de la canción, siendo de lo mejor del disco sin duda.

Cuando crees que la experimentación sonora no tiende a más, los dos siguientes temas dan un vuelco sustancial: Mike Centrone, ex vocalista de la banda de detha metal Deshumanized, se apropia de ese espacio para descargarnos con rabia “Birth of freedom”, muy Pantera en su sonido y estructura, como un homenaje a Dimmebag Darrel en toda su plenitud. Le secunda “Vitality”, otra variante de metal extremo pero con mayor influencia de bandas como Fear Factory, pero con el sello propio de Path en el solo, uno de los más bellos del disco.

Llegamos al final del disco cambiando completamente del registro anterior, recuperando las influencias Friedman en la corta “Farewell ilussion”, una coda sinfónica agradable.

Portada buena. Producción buena, aunque se echa de menos un bajo más presente. Gustará a todos los seguidores de Marty Friedman, Dimmebag Darrel, Andy Timmons o Guthrie Govan.  

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