Había ganas de ver a los de Reinosa presentando su doble trabajo “Humo y Cristales”, una obra dividida en una parte en directo tocando sus clásicos, y otra con su nuevo disco de estudio. Tres cuartos de entrada recibieron con calor a estos cuatro músicos mientras la sintonía de Avatar salía por la P.A. y las palmas hacían presencia en el aire.
 
“En vela” hizo que el arranque fuese espectacular, con todo el público volcado ya ante esta conocida canción. Sin descanso descargan “Humo y cristales” para dar mayor cabida a los nuevos temas (al final tocarían cinco), siendo muy bien recibida por el público más joven.
 
Pedro es un gran frotman, con su Gibson Explorer en ristre y sus pequeñas introducciones a los temas que conectan con los allí presentes. “Camarotes” reafirma que la opción de seguir hacia adelante con Pedro en la voz ha sido un acierto, y más se nota cuando entonan de seguido “Trampas al sol”, muy enérgica, con un Nando siempre corrosivo y a la vez melódico con sus arreglos en la guitarra.
 
Momento para otro nuevo tema, “Nuestro lugar”, sonando a La Fuga más clásica, buen rock con melodía. Edu tras su batería observa como enloquece la gente cuando inicia Pedro el clásico “Majareta”, y sonríe cómplice; aquí podremos disfrutar de los buenos coros y voz del ‘nuevo’ bajista Alex, toda una revelación por su gran hacer en las tablas. “Lunes de olvido” y “Maldita” mantienen el pulso de sus últimas obras visto el recibimiento caluroso por parte del público. La fiesta como prometió Pedro es con “Pedazo de morón”, con las primeras filas en pequeños pogueos y saltando la otra media sala. Con “La marea” y “La balada del despertador” entran en territorio más tranquilo con acústicas incluídas.
 
Estamos a mitad del set y la sala está bien caldeada por la energía desprendida por el grupo y un sonido brillante. Uno de sus temas de su nueva obra que más me gustan es la siguiente en caer, “Cuestión de prioridades”, una canción que gana más dureza en vivo y que el público responde agradecido acompañando con las palmas y dónde Nando os ofrece uno de sus solos de guitarra más elaborados. Vuelven encandilar en las primeras filas con la conocida “Mi perdición” y ese riff inicial que engancha a la primera escucha, con un Pedro cada vez más cercano al público.
 
Llega el turno a mi canción favorita desde que los sigo, “Sueños de papel”, y tengo que reconocer que la garra que desprende Pedro al interpretarla me hace sentirla más que en su original. Otro clásico como “Baja por diversión” pone la sala en ebullición, donde tanto los veteranos como las nuevas generaciones se desgañitan para acompañar a Pedro en todas las estrofas, y mientras Alex no para de moverse con su bajo por todo el escenario y cantando las estrofas finales.
 
 
Otro single del nuevo disco cae con fuerza, “Banderas”, recibida nuevamente con alegría en las primeras filas y será la última canción del nuevo disco que interpretarán. “Jaleo” y “Amor de contenedor” son dos piezas ya enclavadas en su set y que elevan la temperatura para la llegada de “No solo respirar” que provoca una algarabía en toda la sala, saltando en su parte central del tema y con las palmas arriba; guiño esta vez a Queen y su “I want it all”, quedándoles muy redondo.
 
Una pequeña despedida para una vuelta rápida y revientan la sala cuando los primeros acordes de “Por verte sonreir” salen nítidos por la P.A, con un griterío ensordecedor que por momentos ahogan la voz de un Pedro hipnotizante y emotivo. Ovación al grupo y juerga de nuevo cuando esos rasgeos flamencos introducen “Heroína”, gran versión realizada en su momento y que ahora es casi suya, y que empatan con otra versión de La Polla Records “Txus”, montándose un jolgorio muy divertido en las primeras filas. Quedan dos cartuchos, pero que dos. Uno es su inmenso “Buscando en la basura”, muy rockero, con unos grandes coros de Alex y un sonriente Edu tras su kit.
 
La explosión final no podría ser de otra manera, asi que “Pa’qui, pa’lla”, un himno generacional que arrasa la sala y que a más de alguno nos trae unos gratos y alcohólicos recuerdos, esas noches de fiesta y rock and roll. Aplausos y gritos ante su adiós definitivo mientras AC/DC y sus campanas del infierno nos sobrevuela la cabeza.
 
Un inciso: también interpretaron “Nunca Mais”, pero no pude disfrutarla por motivos fisiológicos, y es que el jefe no paraba de traer cervezas…
 
Gran noche, con una banda que sigue con mayor credibilidad y ofreciendo Rock sin artificios.